El Eneagrama es mucho más que una simple clasificación de tipos de personalidad; es una herramienta poderosa de autoconocimiento y desarrollo personal que ha encontrado su lugar en diversas prácticas de coaching y terapia.
Aunque sus raíces se remontan a siglos de tradición espiritual y filosófica, su llegada a occidente a lo largo del siglo XX a través de Gurdieff, Ichazo y sobre todo Claudio Naranjo, ha facilitado la integración de toda esta tradición con el conocimiento moderno de la psiquiatría y la psicología.
Hoy en día, psicólogos, coaches y terapeutas de todo el mundo lo utilizan para una mayor y más profunda comprensión de las dinámicas internas, las motivaciones psicológicas, el mundo emocional y los patrones de conducta de las personas.
El Eneagrama, como ya sabemos, identifica 9 tipos de personalidad, cada uno de ellos con sus propias motivaciones, miedos, deseos y patrones de comportamiento. Pero no se trata de una clasificación de personalidad, como encontramos en otros modelos, y esta es una distinción importante que conviene entender.
Por ese motivo las pruebas que se encuentran en internet y que muchos utilizan para identificar su eneatipo, carecen de la validez y de la fiabilidad que se exige a los test de personalidad tradicionales y, desde luego, generan mucha confusión y falsas identificaciones.
El eneagrama, por tanto, no es un modelo para clasificar la personalidad, como decimos, sino más bien un mapa de la neurosis humana que nos sirve como guía para explorar en lo más profundo de la psique y así, a través de la toma de conciencia y del autoconocimiento, abordar un camino de desarrollo, crecimiento y transformación.
Muchos coaches me preguntan cómo se utiliza el eneagrama en los procesos de coaching, especialmente si tenemos en cuenta el mindset desde el que trabajamos; como sabemos, el coach no aconseja, ni diagnostica, ni da directrices a sus clientes. ¿Cómo utilizarlo, entonces, sin perder este mindset?
Para mí la respuesta más sencilla es cuando lo explico desde el concepto de distinción: El eneagrama amplía nuestra mirada, nos permite “ver” a nuestro interlocutor con una mayor profundidad o de una manera más completa.
En el lenguaje del coaching, nos ofrece nuevas distinciones que podemos utilizar en las sesiones de muchas maneras diferentes.
Para las personas que no están familiarizadas con el concepto de distinción, puedo explicarlo con un par de ejemplos:
-En el primer ejemplo, pongámonos en la situación en la que el cliente tiene un cambio corporal o energético que el coach experto es capaz de percibir gracias al entrenamiento y al desarrollo de competencias tan importantes para nosotros como son la presencia y la escucha.
Decimos entonces que el coach es capaz de distinguir y darse cuenta de algo que está ocurriendo. Por ejemplo, un cambio en la postura del cliente, una modificación en su respiración, una alteración de su energía…
En ese momento, el coach puede hacer una pregunta o señalar esto que está observando y ayudar así al cliente a tomar conciencia de algo que estaba sucediendo, pero que no estaba viendo. Esta toma de conciencia muchas veces permite que emerja una información valiosa que estaba oculta por debajo de su nivel de conciencia.
-En el segundo ejemplo, supongamos que estamos escuchando de nuestro cliente el relato de un conflicto con otra persona y nos damos cuenta de que nos lo cuenta desde una perspectiva en la que pone toda la responsabilidad fuera, sin hacerse cargo de su propia contribución al conflicto.
Este “darse cuenta” se produce gracias a que nosotros, como coaches, escuchamos de una manera global, integramos sistémicamente a todos los elementos del sistema (en este caso a nuestro cliente y también a la otra persona), entendemos cómo el uso del lenguaje (por ejemplo, los juicios), puede incrementar el conflicto en la comunicación, etc.
Poseer todas estas distinciones nos pueden ayudar a hacer preguntas y devoluciones. Por ejemplo: ¿Qué margen de responsabilidad tienes tú en esta situación?, ¿Cómo crees que lo estará viviendo XX (la otra persona)? ¿De todo esto que cuentas, qué parte tiene que ver contigo?, etc.
Este tipo de preguntas son las que van a facilitar que el cliente tome conciencia de algo que no estaba viendo. Algo que estaba ahí, pero que no era evidente para él.
Este concepto de “distinción” (podemos llamarlo también capacidad para darnos cuenta, conocimiento, capacidad para distinguir algo), nos ayuda a entender que en el proceso de formarnos como coaches (o en cualquier otra disciplina), vamos integrando nuevas distinciones que amplían nuestra mirada y nos ayudan a acompañar, indagar o confrontar a nuestros clientes.
Hay distinciones lingüísticas (ver el diario de distinciones aquí), pero también distinciones corporales, energéticas, sistémicas. Con cada nuevo aprendizaje, incorporamos nuevas distinciones a nuestra caja de herramientas.
Volviendo entonces a las distinciones del eneagrama, creo que traen un conocimiento muy claro, directo y profundo que nos permite indagar, preguntar, hacer devoluciones, utilizar herramientas, etc.
El eneagrama nos ofrece un mapa muy completo de estrategias, creencias irracionales, patrones de conducta, estilos de personalidad, reacciones emocionales, etc. que amplía enormemente nuestro catálogo de distinciones.
Por ejemplo, las personas del Eneatipo 1 ponen mucho esfuerzo en mejorarse, son muy disciplinados y juzgan con dureza a aquellos que no se esfuerzan tanto como ellos.
Algunas creencias típicas de este eneatipo son: “si me esfuerzo lo suficiente me querrán”, “los impulsos hay que controlarlos”, “mi manera de hacer las cosas es la única manera posible”…
Cuando trabajamos con una persona y sospechamos que pueda estar en este eneatipo, tener estas distinciones puede ayudarnos a preguntar con más foco y a ir más profundo.
Como decía Claudio Naranjo, el autoconocimiento es el primer paso hacia la transformación y el eneagrama es un excelente mapa para hacer este camino.
MIRIAM ORTIZ DE ZÁRATE
Socia directora del CEC.
Coach MCC por la International Coach Federation.
Licenciada en Psicología por la Universidad Autónoma de Madrid.
Ha realizado estudios de especialización en Coaching individual y de equipos, coaching sistémico, coaching corporal, coaching energético, Psicoterapia Gestalt, Psicoterapia Integrativa, Eneagrama, Constelaciones Familiares y Organizacionales, Bioenergética, etc. (Instituto de Empresa, Centro de Estudios Garrigues, Escuela Europea de Coaching, Escuela Madrileña de Terapia Gestalt, Programa SAT de Desarrollo, IPH, Fundación Claudio Naranjo, Fundación Tomillo, Improving Network, Sensum Systemic, Instituto Hellinger de Holanda, Talentum, Emana, etc.)