José Manuel Sánchez visita el programa After Works, de Capital Radio para hablar sobre «la mirada sistémica en el coaching ejecutivo».
Si quieres escuchar la entrevista completa haz clic aquí.
Llama la atención saber que en occidente pertenecemos a una media de 20 sistemas y que todos ellos influyen de una u otra manera en nuestro comportamiento. El más importante y el que más nos condiciona es, por supuesto, el sistema de origen (padre-madre-hermanos), pero hay muchos otros, como el sistema de nuestra familia extensa (abuelos, tíos, primos…), nuestra familia actual (pareja, hijos), las diferentes empresas en las que hemos trabajado, diferentes grupos de amigos, nuestro vecindario, pueblo o ciudad, etcétera. Esto significa que nuestro comportamiento no depende únicamente de nuestro sistema de creencias individual, también nos vemos afectados por todas estas estructuras sistémicas en nuestro día a día.
Algunas de estas influencias fueron descritas por Bert Hellinger en 3 principios:
PRINCIPIO DE PERTENENCIA
Este es un principio de subsistencia. Los seres humanos hemos sobrevivido a lo largo de la historia gracias a nuestra capacidad de organizarnos grupalmente. Todos tenemos grabado en lo más profundo de nuestra conciencia la idea de que para sobrevivir, hay que pertenecer. Si siento que pertenezco al sistema mi subsistencia está garantizada, los demás contarán conmigo y tendré un sitio. La necesidad de pertenencia es tan fuerte, que somos capaces de hacer cualquier cosa, a nivel inconsciente, por conservarla. En el mundo de la empresa, por ejemplo, el temor a ser excluidos hace que queramos ser vistos, valorados, apreciados, tenidos en cuenta y, para lograrlo, podemos desplegar todo tipo de estrategias, como volvernos muy complacientes, trabajar más de la cuenta, intentar en todo momento hacernos visibles y salir en la foto, etc.
PRINCIPIO DE ORDEN
Dentro del sistema, los elementos se organizan siguiendo un orden determinado. En las familias, los hijos se ordenan de mayor a menor. En las empresas, los equipos se ordenan por antigüedad o por aportación al conjunto. Cuando llegamos a una nueva empresa, por ejemplo, al principio nos sentimos desubicados, hasta que entendemos cuales son los flujos de poder, qué hay que hacer, cómo actuar para no desentonar… Todos estos aspectos tienen que ver con el orden. Cuando un líder, por ejemplo, no termina de ocupar su lugar al frente del equipo, todo el sistema se resiente.
PRINCIPIO DE EQUILIBRIO
El equilibrio tiene que ver con el dar y el recibir. Dentro de los sistemas, debe haber un equilibrio dinámico para que el sistema funcione correctamente. Cuando en una relación sentimos que estamos dando más de lo que recibimos, nuestro cerebro registra que está gastando energía inútilmente y, de manera inconsciente, tenderemos a adaptar nuestra aportación, buscando equilibrar el flujo del dar y el recibir. En las empresas, por ejemplo, esto lo vemos constantemente. El trabajo en equipo, por ejemplo, se ve muy afectado por este principio. Cuando en un equipo de iguales hay miembros que dan mucho y otros que dan poco, el principio de equilibrio hará que los que más dan reduzcan progresivamente su aportación para adaptarse al nivel de los que aportan menos.