En este artículo os presentamos un caso práctico
traído por dos alumnos de la primera promoción del
Programa de Coaching de Equipos. Covadonga Parras y Jesús Paniagua.

 

Una de nuestras primeras experiencias profesionales como coaches de equipos, una vez finalizada nuestra formación en la primera edición del CEC, ha sido el acompañamiento de un equipo en un viaje de aprendizaje y transformación que nos gustaría compartir en este artículo con todos vosotros. Fue una experiencia muy enriquecedora y de mucho aprendizaje para nosotros. Vimos crecer al equipo, que poco a poco fue ganando en confianza, y vimos cómo alcanzaban uno a uno sus objetivos.

Para ellos fue todo un viaje de autodescubrimiento, las emociones estuvieron presentes en todo el proceso, al ayudarles a conectarse con ellas, a expresarse, hicieron un cambio espectacular. Lograron conectar con el lado humano más allá del rol, y eso es lo que hizo posible que las conexiones fueran mucho más autenticas y que estuvieran dispuestos a ir más allá, con la sensación de que podían confiar los unos en los otros. Al final del proceso estaban especialmente agradecidos de haber podido vivir la experiencia y de la nueva realidad que habían generado entre todos.

El cliente era el equipo de ventas de una empresa de logística, compuesta por 8 personas, más su líder, que en la primera entrevista nos planteó su objetivo de conseguir un equipo más autónomo, más proactivo, con más iniciativa y menos dependiente. También quería un espacio que les ayudara a volver a conectarse, ya que el confinamiento había afectado a las relaciones.

Trabajamos a lo largo de seis jornadas en un formato mixto (cuatro presenciales, dos virtuales), partiendo de los objetivos planteados por el líder, aunque los objetivos del proceso fueron definidos después por el propio equipo. Durante esas jornadas de trabajo planteamos diferentes herramientas que nos sirvieron para trabajar con ellos temas diferentes en cada sesión, avanzando así paso a paso hacia sus objetivos.

En la primera sesión trabajamos entre otras cosas la alianza del equipo. Este es un momento muy importante en todo proceso de coaching de equipos que nos sirve para crear un entorno de confianza. Aquí se determinan las reglas que queremos darnos para hacer el trabajo. Reglas de todo tipo: aspectos logísticos, cosas que queremos cuidar, aspectos a tener en cuenta, etc.

Coaching de Equipos, Creando Magia con un Equipo de Trabajo

En este trabajo, uno de los participantes comentó un tanto escéptico: “Esto es como el mundo de míster wonderful”, todo queda aquí muy bien en el papel, pero no se si me acaba de convencer que lo vayamos a hacer o que sea relevante”. En ese punto le preguntamos: ¿Qué se podría llegar a generar entonces, que sea útil para vosotros? Esta pregunta cambió su energía totalmente y habló de la posibilidad de crear verdadera magia entre todos.

Empezamos el proceso devolviéndole al equipo los resultados de unas entrevistas pautadas que les habíamos hecho previamente, una especie de diagnóstico sobre el equipo realizado por ellos mismos. Este fue un momento de especial impacto, en el que el equipo tomó conciencia de manera colectiva de lo que la mayoría pensaba a título individual. Por primera vez pudieron decir en voz alta lo que todos pensaban.

Este primer “autodiagnóstico” es el que sirvió como base para definir los objetivos de manera colectiva y a partir de ahí nos pusimos a trabajar el diseño de los contenidos de las diferentes sesiones.

Uno de los temas que tratamos desde el comienzo fue el de la confianza. No era un equipo que partiera de una situación compleja o de mucha adversidad en su manera de funcionar, así es que la confianza fluyó desde el principio y creció entre ellos de manera asombrosa a lo largo del proceso. Abordaron conversaciones que no habían tenido nunca, afloraron emociones, aprendieron a escucharse, a mostrar y también a sostener la parte más íntima y vulnerable de cada uno. Aspectos de la persona que siempre están presentes de manera implícita. Esta parte del trabajo tuvo mucho impacto.

Otra de las brechas de aprendizaje era su manera de trabajar. A nivel individual eran muy eficaces, pero no eran un auténtico equipo en el sentido de colaboración, cocreación, corresponsabilidad, apoyo y ayuda mutua. Con el proceso aprendieron a generar puentes de comunicación, a construir juntos, a darse feedback, a apoyarse unos en otros y a buscar juntos objetivos compartidos.

Un momento importante fue la definición del propósito. Este fue un punto de inflexión para el equipo. Partimos con ellos de un trabajo individual y luego se conectaron para ver cómo se sentía ese propósito a nivel colectivo. Ahí empezaron a verse como un verdadero equipo que viaja en la misma dirección, que va en el mismo barco. Y encontraron que tenían en común “el estar al servicio de”, algo que muchos pensaban a nivel individual pero que no había sido verbalizado. Querían estar al servicio los unos de los otros, pero también hacia fuera, hacia los clientes, hacia la organización, hacia la sociedad en general. Y eso se puso muy en valor y sirvió mucho para acordar cómo querían relacionarse entre ellos y con el resto de la empresa.

Otro momento importante fue cuando se dieron cuenta de muchos pensamientos que tenían de los que no eran conscientes. Temas que formaban parte del pasado que afectaba a la dinámica del equipo en el presente y que interfería en su relación y en sus resultados. Nuestro trabajo como coaches aquí consistió en hacer de espejo desde un lugar neutro, de no juicio, para que el equipo pudiera verse. Cuando tomaron conciencia de lo que estaba pasando, comprendieron que no podrían ser un equipo de alto desempeño si no soltaban todo eso que venían arrastrando. Este fue un momento “ajá”, otro punto de inflexión en el proceso.

Fueron muy útiles algunas dinámicas de constelaciones organizacionales que les ayudaron a verse, dónde estoy yo, dónde está el equipo respecto a determinado asunto. Cómo me gustaría hacer un crecimiento para acompañar al equipo a crecer, dónde se sitúan los demás frente a esta posibilidad… Pasar este tipo de reflexiones por lo corporal / visual / espacial, poner en tres dimensiones elaboraciones mentales complejas, resultó muy revelador y ayudó mucho en algunos momentos a aterrizar y visibilizar ideas a veces implícitas, no siempre tan evidentes.

Un aspecto llamativo con este equipo fue la valentía y la apertura que mostraron desde el principio para hablarse con honestidad. Si había habido algunas barreras previas, se derribaron rápidamente y empezaron a tener una comunicación fluida, a hablarse de manera clara y directa, a expresar cosas importantes, a sacar temas difíciles que era importante expresar. Algo debimos hacer bien porque nos dieron toda la autoridad y aceptaron todas las propuestas y dinámicas que les fuimos planteando, retándose siempre a ir más allá, aprendiendo y creciendo mucho a lo largo del proceso.

La última jornada fue muy emocionante para todos. Dijeron cosas muy potentes, expresaron sentimientos muy profundos. Se notaba el impacto que les estaba produciendo el encuentro de cierre. Había mucha conexión, mucha gratitud. Sentían que habían ocurrido cosas excepcionales y que todo lo aprendido les iba a ayudar a sostener situaciones futuras, dificultades que seguramente llegarían. Salían empoderados, sintiendo el apoyo de los demás, más fuertes, con más recursos.

Una cosa que nos compartieron y que nos llenó de satisfacción, es que lo que más les había gustado había sido nuestra forma de trabajar: sin directrices, sin consejos, sin intentar llevarles por nuestro camino hacia nuestros objetivos. En todo momento se sintieron responsables y protagonistas.

Y esta es la mejor definición que se puede hacer del coaching de equipos, de la forma como trabajamos. Generamos un espacio, un contexto, una serie de dinámicas, para que ellos descubran, reflexionen, compartan, tomen decisiones y avancen hacia sus objetivos, igual que hacemos en los procesos de coaching individual.

Por nuestra parte, destacamos ese lugar del coach que propone una dinámica y luego se retira para que aflore lo que el equipo necesite. Y siempre desde un lugar de confianza, de no juzgar, de respeto, siendo capaces de dar al equipo lo que necesita en cada momento.

Y para terminar, una reflexión sobre el hecho de haber trabajado juntos, algo que siempre se recomienda en coaching de equipos. Ha sido sinérgico en muchos aspectos: Nos hemos sentido acompañados en las sesiones por otra persona con otro punto de vista que nos complementaba. Hemos podido darnos feedback y aprender mucho de cada sesión, hemos disfrutado mucho cocreando dinámicas y propuestas para el equipo, nos hemos reforzado y apoyado cuando lo necesitábamos. Aprendizaje, innovación y apoyo, tres aspectos que los dos hemos valorado muy positivamente.

Una última cosa, si nos permitís un minuto publicitario, nos gustaría terminar este artículo diciendo que el Programa de Coaching de Equipos del CEC nos ha preparado perfectamente como coaches de equipos, nos ha dado las herramientas, los modelos, la documentación, las prácticas y todos los recursos necesarios para salir al mercado con confianza y seguridad. De manera que si estás pensando en formarte como coach de equipos, no dejes de consultar el programa.

Coaching de Equipos, Creando Magia con un Equipo de Trabajo
Coaching de Equipos, Creando Magia con un Equipo de Trabajo

JESUS PANIAGUA

Licenciado en ADE
Master en Dirección de RRHH por IE
Coach ejecutivo y de equipos

Consultor de propósito y sentido basado en la visión de Viktor Frankl.

Profesor Asociado en la Universidad Francisco de Vitoria

Soy un apasionado del ser humano, el despliegue de su potencial, ayudarle a identificar su razón de existir y, sobre todo, su conexión desde el propósito consigo mismo, los equipos a los que pertenece y las organizaciones para las que trabaja.

Coaching de Equipos, Creando Magia con un Equipo de Trabajo

COVADONGA PARRAS

MBA Internacional por Universidad San Pablo-CEU y Universidad de Berkeley, California
Coach ACTP por el ICF
Coach de equipos

Me apasiona el coaching y mi propósito es acompañar a personas y a equipos a lograr sus objetivos y transformarse en su mejor versión.

Disfruto de todo aquello que tenga que ver con la parte más humana de las organizaciones. Mi especialidad es liderar proyectos de gestión del cambio, crear cultura de empresa y potenciar el desarrollo de talento.