Sabemos que el coaching es una disciplina que no juzga, ni evalúa, ni dirige.
El mindset del coach supone todo un cambio de paradigma en este sentido, ya que nuestro trabajo no es aconsejar o asesorar, sino que busca generar un espacio adecuado para que el cliente reflexione, se haga preguntas, expanda su conciencia y encuentre su camino.
Resumiéndolo mucho, me gusta decir que los coaches somos “generadores de espacios de confianza”.
Y para lograr esos espacios, utilizamos una técnica concreta que se basa en preguntas y en devoluciones y cultivamos una serie de competencias o habilidades.
En este contexto, no utilizamos técnicas o herramientas para diagnosticar o evaluar a nuestros clientes, como muchas veces se hace desde la psicología.
Ese no es nuestro rol, lo cual no significa que no podamos utilizarlas, la clave, para mí, está en la propia palabra “diagnóstico”.
Hay coaches que utilizan test de personalidad, cuestionarios de habilidades directivas, informes 360º, etc.
Pero no lo hacen con la intención de diagnosticar o evaluar a sus clientes, sino como recursos de autoconocimiento que pueden ser muy útiles para identificar fortalezas y áreas de mejora, para definir objetivos y poner foco en el proceso de desarrollo de sus clientes.
¿Qué es el eneagrama?
El eneagrama es un mapa de la personalidad que clasifica a las personas en nueve eneatipos y nos ofrece mucha información acerca de sus modelos mentales, su manera de interpretar el mundo, las estrategias adaptativas que han desarrollado a lo largo de su vida, etcétera.
Cuando nos acercamos al eneagrama por primera vez, lo hacemos con un interés personal, con la curiosidad del autoconocimiento.
Descubrir nuestro eneatipo nos ayuda a entendernos de manera profunda y nos da pistas muy útiles para nuestro crecimiento personal.
Este primer nivel de aproximación puede llegar a ser muy poderoso y seguramente explica su creciente popularidad.
Este fue mi caso. Empecé a estudiar eneagrama en 2004, con los grupos de la Fundación Claudio Naranjo.
Los primeros años el trabajo con el eneagrama nos ayudaba en nuestros procesos de autoconocimiento y de crecimiento personal.
Pero este mismo trabajo en grupo nos fue facilitando el conocimiento de los otros eneatipos y poco a poco aprendimos a ver a otras personas, también a niveles muy profundos.
Esta capacidad, esta habilidad para “ver” más allá de lo obvio, es una consecuencia del trabajo que vamos realizando en tres dominios:
1. El trabajo grupal con el eneagrama a lo largo de los años.
2. El trabajo como coach, o en cualquier otra profesión de ayuda, en la que abordamos conversaciones significativas y en las que emergen temas profundos.
3. El trabajo con nuestro propio proceso personal, que se mantiene activo y consciente a lo largo del tiempo.
El eneagrama, como cualquier otra disciplina que los coaches podamos estudiar, como por ejemplo neurociencia, management, espiritualidad, trabajo corporal, psicología humanista, teoría sistémica… nos ofrece nuevas distinciones (1).
Adquirir estas distinciones nos permite hacer preguntas poderosas, que pueden ir profundo.
O hacer devoluciones que van a conectar con lo más nuclear y así poner luz en zonas no visibles que hasta ahora eran transparentes para nuestros clientes.
Decía al comienzo, que ser coach requiere cultivar una serie de competencias que, desde mi punto de vista, tienen que ver con el autoconocimiento y el desarrollo personal.
La presencia, la escucha, la capacidad para abrir el corazón, para hacernos responsables, para cultivar la autenticidad, son cualidades del ser con las que todos los coaches y profesionales de la ayuda deberíamos comprometernos.
Para mí, el acompañamiento requiere técnica, por supuesto, pero sobre todo y fundamentalmente, requiere una actitud, que vamos a tener que cultivar durante toda nuestra vida profesional.
Y el eneagrama es uno de los posibles caminos que nos puede ayudar en este viaje.
(1) Las distinciones son pequeñas píldoras de reflexión que sirven precisamente para eso: para distinguir. Cuando integramos una nueva distinción en nuestra vida, es porque hemos sido capaces de ver algo de una manera diferente.
Por eso los coaches coleccionamos distinciones, porque a menudo actúan como luces que iluminan una zona que estaba oscura y nos ayudan en los procesos de aprendizaje con nuestros clientes.
Puedes consultar algunas distinciones en nuestro Diario de Distinciones.
MIRIAM ORTIZ DE ZÁRATE
Socia directora del CEC.
Coach MCC por la International Coach Federation.
Licenciada en Psicología por la Universidad Autónoma de Madrid.
Ha realizado estudios de especialización en Coaching individual y de equipos, coaching sistémico, coaching corporal, coaching energético, Psicoterapia Gestalt, Psicoterapia Integrativa, Eneagrama, Constelaciones Familiares y Organizacionales, Bioenergética, etc. (Instituto de Empresa, Centro de Estudios Garrigues, Escuela Europea de Coaching, Escuela Madrileña de Terapia Gestalt, Programa SAT de Desarrollo, IPH, Fundación Claudio Naranjo, Fundación Tomillo, Improving Network, Sensum Systemic, Instituto Hellinger de Holanda, Talentum, Emana, etc.)
Facilitadora del Curso Introducción al Eneagrama.