Por: Carlos Cortés

Como bien habrás intuido, hay muchas actitudes y cualidades que son comunes en el coaching individual y en el coaching de equipos. Por eso, hoy vamos a dedicar este post a reflexionar acerca de las actitudes particulares del coach de equipos, ya sea por su relevancia o por su diferencia.

1. LAS PROPIAS CREENCIAS

Ten mucho cuidado con tus creencias particulares acerca los equipos de alto rendimiento. Has leído mucho, tal vez acumulas mucha experiencia y tienes tus propias opiniones acerca de cómo debe ser el clima, cómo se deben tomar las decisiones, qué se debe hacer con los conflictos o qué características debe tener un equipo ideal.

En todo caso, estas ideas no dejan de ser tus propias creencias. Si no aprendes a dejarlas a un lado van a estar influyendo en tu estilo de coaching, van a marcar una intención en tus intervenciones.

Igual que en el coaching individual, el papel del coach es generar un espacio de reflexión para el equipo. Es el equipo quién, finalmente, debe decidir lo que quiere hacer con todo lo que va descubriendo. Nosotros nos limitamos a utilizar nuestras herramientas: preguntar, acompañar, retar, confrontar…

2. LA MIRADA AL ‘ENTRE’

A diferencia del coaching individual, el coach de equipos no mira al individuo sino al equipo. O mejor aún, al espacio existente entre las personas que conforman el equipo. Esta es una mirada diferente que, como coaches de equipo, tendremos que entrenar.

Miramos lo que sucede entre los miembros del equipo, lo que no sucede, la madeja de relaciones, la interacción de roles, las conexiones en torno al propósito, la distancia -siempre dinámica- entre los componentes del equipo, sus alianzas, los límites, los permisos, las conversaciones habilitadas, las que nunca se tienen… todo esto se encuentra en el ‘entre’.

3. EL ESTADO EMOCIONAL DEL EQUIPO

Atendemos a las emociones colectivas, al estado de ánimo del equipo. Buscamos movilizar y generar cambio cuando encontramos estados de ánimo de resignación o de resentimiento.

Para esto, como coaches, aprendemos a cultivar un campo energético especial, una suerte de burbuja durante las sesiones que facilita la posibilidad de mantener conversaciones sanadoras que están siempre disponibles cuando el equipo está concentrado en la tarea y en la velocidad del día a día.

4. LA MIRADA SISTÉMICA

El coach de equipos escucha todas las voces, presta atención a lo excluido y al rebelde, que muchas veces aporta información clave para comprender lo que se mueve dentro del sistema. Atiende a los patrones del equipo para mostrarlos sin juicio.

Esto significa aceptar profundamente el sistema tal y como es, con su propio destino, sin sumarle nuestra intención. Permitirle sufrir, si esto sucede, sin el ánimo de curar. Dejar de lado lo bueno y lo malo: no juzgar.

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5. AMAR EL PROBLEMA Y NO LA SOLUCION

Como coaches de equipos, ponemos el foco en desvelar lo que no se nombra, en permitir que aflore el problema, el conflicto, la dificultad. Las soluciones las dejamos a otras nobles profesiones como la consultoría o la formación. El amor al problema, por novedoso y paradójico que parezca, puede ser más útil para el equipo.

6. CULTIVA LA CURIOSIDAD

Esta mirada sólo la puede ofrecer un coach de equipo que se haya desprendido de sus propias creencias y patrones, habiendo transitado del rol salvador al de estar al servicio. “No saber” es la mejor actitud posible, la que permite que el equipo descubra lo que necesita saber para crecer. No es tan difícil. No hagas planes, suelta las estrategias. Solo déjate sorprender.

7. LA PRUEBA DEL ALGODÓN

Finalmente, toma conciencia de hasta qué punto has sido capaz de ocupar tu lugar como coach de equipos. Aunque asomen intuiciones durante la sesión, un buen momento es al finalizarla. Cuando no tengas necesidad de contarlo, para equilibrar que hayas recibido de más. Cuando no tengas necesidad de continuar, por lo contrario. Cuando aceptas lo sucedido y no anticipas lo que vendrá. Y, sobre todo, cuando apenas tardas en reconectar con otros sistemas, más tuyos y que te aguardan. Estos indicadores pueden servirte para concluir que has ocupado tu lugar, y por tanto, y más importante, has dejado libre el suyo al equipo.

En la formación de Coaching de Equipos del CEC, además de trabajar las actitudes del coach, ofrecemos herramientas, dinámicas, estructura y distinciones propias para el coach de equipos. Conoce más en los talleres de presentación y escucha las valoraciones de los alumnos que están descubriendo qué significa ser coach de equipos.

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Carlos Cortés

Coach PCC por la International Coaching Federation.

Formado en Coaching individual, Coaching Sistémico y Coaching de equipos, es Facilitador Art of Hosting, certificado en métodos Bridge de estilos relacionales y Sikkhona para la excelencia de equipos. Consultor, formador y coach individual y de equipos, con una amplia experiencia en el sector social, Es facilitador del Programa de Coaching de Equipos del CEC.