Hay experiencias que marcan un antes y un después. El curso intensivo de coaching de nueve días fue, para mí, una de ellas. No solo por lo que aprendí, sino por cómo lo viví.
La intensidad de esos días, el estar completamente sumergida en el coaching, convivir con un grupo que rápidamente se convierte en una pequeña tribu… Todo eso lo hace diferente, inolvidable, profundamente transformador.
Lo que distingue a esta formación no es solo su contenido, sino la forma en la que se vive. Son nueve días dedicados por completo a uno mismo, algo que casi nunca hacemos en la vida adulta.
Días para dejar fuera el trabajo, las obligaciones, las rutinas, y entrar en un espacio seguro donde lo importante eres tú: tus aprendizajes, tus creencias, tus miedos, tus límites, tu crecimiento.
Y aunque muchas veces nos reíamos diciendo que parecía un campamento para adultos, lo cierto es que era mucho más.
Era una convivencia desde el respeto, con todas las comodidades, pero con algo que pocas veces vivimos: conexión verdadera. Conexión con los demás y, sobre todo, con uno mismo.
Lo potente de este formato es que no solo aprendes técnicas de coaching, no solo entiendes cómo estructurar una sesión o cómo hacer buenas preguntas.
Aprendes de ti, sobre ti, desde ti. El aprendizaje no entra solo por la cabeza. Entra por el cuerpo, por la piel, por las emociones. Se siente. Y por eso no se olvida.
A veces pensamos que en un curso intensivo no da tiempo a asimilar, que todo pasa muy rápido. Pero aquí ocurre justo lo contrario.
Porque cuando el aprendizaje se hace vivencial, cuando lo experimentas con cada célula del cuerpo, no necesitas repasarlo mil veces. Lo viviste. Lo encarnaste. Te transformó.
Además, no estás sola. Estás acompañada por un equipo de profesores, supervisores, observadores, que sostienen el espacio con una presencia constante, amorosa y profesional. Estás rodeada de personas que están ahí para lo mismo que tú: crecer, conocerse, transformarse.
Y eso se nota. Se nota en las conversaciones, en los silencios compartidos, en las risas, en las lágrimas, en los abrazos al final del día. Se nota en cómo salís de ahí: diferente. Más clara. Más conectada. Más tú.
Si estás dudando si hacer este curso o no, si te preguntas si será para ti, si valdrá la pena regalarte nueve días de tu vida solo para ti, solo puedo decirte una cosa: ojalá te lo regales.
Porque más allá de todo lo que puedas aprender, lo que realmente te vas a llevar es a ti misma, de una forma que quizás nunca antes habías sentido.
Y eso, créeme, vale más que cualquier título. Es el verdadero inicio de algo grande.
*Si deseas saber más y te interesa aprender sobre estos temas, no dudes en conocer nuestra formación en coaching.
SILVIA LÓPEZ-JORRÍN
Responsable del área académica del CEC.
Licenciada en Empresariales Internacionales por ICADE.
Ha realizado estudios de Coaching, Coaching Sistémico, Coaching Corporal y Eneagrama. Certificada por la ICF. Especializada en autoestima y confianza corporal.
Certificada en Alimentación Intuitiva, ayuda a las personas en hacer las paces con sus cuerpos y con la comida y a abandonar la cultura de dietas.
Contáctanos
