Por: Luis llorente

“Mi jefe entra en la sala y amenaza a todo el mundo con esa voz de tenor que asusta”, “Mi mujer utiliza a veces un tono que no me gusta”, “Mi hija me lo dice todo lloriqueando y no consigo que me haga peticiones de una manera normal” El tono es como el relámpago que anuncia el trueno. Valorando sus matices podemos saber la actitud que pone el otro hacia nosotros, la importancia o urgencia de lo que nos trae e incluso las expectativas que tiene de resolver su problema. También los demás pueden anticipar nuestra actitud valorando nuestro tono de voz.

Ante una petición, no reaccionamos de igual manera si ésta se nos hace con un tono alto, demandante y exigente que si la recibimos con un tono bajo, tranquilo y positivo. El tono de voz es fundamental en nuestra comunicación con el mundo. Está demostrado que hasta las plantas son receptivas a las palabras que les dirigen las personas que las cuidan y que un tono amable –igual que una música agradable- ayuda en su desarrollo y crecimiento.

Y no solo se trata de percibir ese tono en los demás, sino apreciarlo en nosotros mismos. Normalmente somos muy sensibles al tono de los otros y  poco conscientes del nuestro propio, pero cuando estamos enfadados e incluso coléricos es difícil esconder nuestras intenciones porque nos suele delatar el tono que empleamos en la conversación. Cuando planteamos una exigencia o hacemos una petición que a nosotros nos parece justa pero que choca con la apreciación de los otros, volcamos en nuestra voz esos rasgos de impaciencia o incluso de soberbia. Esto puede dañar mucho las relaciones personales y profesionales.

Porque podemos hacer mucho daño con el tono. Tanto como con las propias palabras. El tono puede transmitir agresión, reproche, exigencia, queja, impaciencia…Muchas personas no saben siquiera el impacto que su propio tono tiene en los demás, no son conscientes de estar haciendo daño, consideran que están en el rango de “lo normal”, no creen que sea para tanto. Otros lo saben perfectamente y lo usan a conciencia,  no les importa herir a otras personas o tal vez están buscando precisamente eso: incomodar, herir, provocar miedo, inducir, dominar, etc. Saben el daño que suscitan, tal vez han perdido alguna relación o han tenido algún que otro problema en el trabajo, pero no saben cómo cambiar su comportamiento. El coaching puede trabajar con todos ellos, favoreciendo el incremento de la conciencia, descubriendo  costes y beneficios, desarrollando habilidades, matices y sutilezas.

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Si lo deseamos y somos capaces de pararnos unos segundos y cambiar la tonalidad de nuestras palabras hacia terrenos que desplieguen tranquilidad y humildad, quizá consigamos mejores resultados en nuestras expectativas.

El tono también es importante en otras actitudes más cotidianas, porque con él transmitimos nuestro estado de ánimo mejor que con otros signos. Si estamos enamorados utilizamos un tono para comunicarnos con nuestra pareja, o bien tenemos códigos tonales para hablar con nuestros hijos a través de la dulzura o a veces desde la rigidez que implica la educación, pero serán muy diferentes a los que utilicemos en el ámbito del trabajo. Como humanos reconocemos con anterioridad los significados de los tonos que el lenguaje articulado. Nuestro bebé sabe si estamos enfadados o cariñosos simplemente por el tono ya que aun no es capaz de reconocer las palabras pero sí la modulación de la voz de la madre.

No podemos decir que el tono de voz sea un lenguaje no verbal, pues se emite al mismo tiempo que la palabra, pero si nos da pistas instantáneas y nos puede ayudar a tomar la mejor actitud ante lo que se nos presenta.

En un proceso de coaching estaremos atentos a este signo del carácter y tendremos pistas en cada sesión sobre la actitud y disposición de nuestro cliente. También podremos conversar sobre la incidencia en sus relaciones si es que conviene para el proceso de consecución de los objetivos que estamos persiguiendo. El desarrollo de la habilidad para una buena gestión de nuestro tono verbal es una habilidad conversacional de las más importantes y todos deberíamos trabajarla.