Todo empezó una tarde de invierno en el año 2002, concretamente en la Fnac. Estaba buscando algo, aunque no sabía qué era, hasta que lo encontré. Necesitaba tomar una decisión importante en mi vida. Una decisión que requería soltar personas, cosas materiales, ideas, compromisos, creencias fundamentales para mí, hasta entonces, tanto a nivel personal como a nivel profesional. Parecía que había llegado el momento de “romper” con todo, pero sobre todo con el gran vacío que sentía en mi interior, hacía ya bastante tiempo, demasiado tiempo.

Buscaba una guía, una dirección, un sentido a mi vida, y lo buscaba en los libros. Se había convertido ya en un hábito, pasarme horas leyendo un poco de aquí y un poco de allá, la sección de psicología, de autoayuda y de empresa eran mis secciones preferidas, allí encontraba libros de todo tipo, algunos ni tan siquiera los entendía, leía el índice, seleccionaba un capítulo y lo leía, luego cogía otro libro distinto y hacía lo mismo… Acababa muy cansada pero a la vez me sentía llena, absorbida por nuevos conocimientos, cargada de ideas con nuevos enfoques y otros puntos de vista que me ayudaban a enfrentar mi decisión que cada vez se acentuaba más.

Me di cuenta de que hasta entonces había vivido una vida en la que yo no era la Protagonista.

Fue entonces cuando me encontré con Talane Miedaner, en concreto con su libro “Coaching para el éxito”, nunca antes había escuchado la palabra coaching, mi primera impresión fue que era un nuevo invento de los americanos.

Revisé el índice y seleccioné un capítulo como hacía siempre, lo leí tranquilamente, pero no era un libro normal, me pedía que hiciera cosas, que respondiera a preguntas, que hiciera listas, que reflexionara sobre mí, sobre qué quiero y qué me gusta, ¡me encantó!,

Fue precioso dedicarme un minuto para pensar en mí y sobre todo descubrir cuántas cosas quería, cuántas ilusiones estaban encerradas en mi interior, que nunca antes había declarado y que nunca había compartido con nadie, en definitiva, que nunca me había permitido.

Así, que como algo inusual, en esa ocasión, compré el libro. Necesitaba más tiempo con él, necesitaba pensar y reflexionar sobre las preguntas y cuestiones que me planteaba. Quería indagar más, profundizar más en mí. Talane fue mi primera Coach.

Ser-coach. TIC-blog

Fruto de esta indagación, aprendí a conectar conmigo, aprendí a escucharme, pero sobre todo a respetarme en mis deseos, durante mi lectura y reflexión, me di cuenta de que hasta entonces había vivido una vida en la que yo no era la protagonista, tenía una vida dirigida por los demás, dirigida a los demás.

Jamás me había hecho la pregunta ¿qué es lo que quiero?, parece ridículo, ¿verdad?, así me sentía, como una extraña en mi propia vida, que se basaba en la complacencia a los demás y en la obligación de hacer las cosas que yo entonces llamaba “responsabilidad”.

Fue un primer paso, darme cuenta de que yo podía elegir, de que yo podía hacer algo distinto, algo que realmente quería, ser yo misma, la mejor versión de mí misma. Tenía miedo, pánico de perder, de perderme. Pero lo que tiraba de mí era muy fuerte, mi ilusión por cambiar las cosas, mi esperanza de que podía vivir la vida que yo quería, pero sobre todo fue decisiva la confianza que sentía en mí misma, mi creencia de que “yo podía”.

Recuerdo haber tenido en esos momentos dos clicks o insghts importantes, dos momentos en que me di cuenta de algo que curiosamente descubriría años más tarde como distinciones utilizadas en el coaching ontológico.

Una de ellas fue mi elección para vivir en la escasez vs vivir en la abundancia, dicho así suena “muy de manual”, aunque puedo asegurar que fue como una iluminación que me permitió que muchos de mis miedos se esfumaran por completo.

Sentía que si “rompía” con lo que tenía, si dejaba, si soltaba lo que me sustentaba, lo que me daba seguridad, quizás no volvería o no podría volver a conseguirlo. Tenía miedo de perder lo que había conseguido, mis logros y sobre todo el rol y la posición que tenía o que yo misma creía tener.

Entonces pensé, reflexioné y concluí que, si lo había conseguido antes, si una vez ya lo había logrado, ¿qué o quién me iba a impedir lograrlo de nuevo en el futuro?, me di cuenta de que era yo misma, la única responsable de todo lo que había conseguido en mi pasado y que podría volver a conseguirlo en cualquier momento y no sólo eso, sino cualquier cosa que me propusiese, sentí de repente que no habría límites para mí, salvo los que yo misma eligiera tener.

Sobre todo fue decisiva la confianza que sentía en mí misma, mi creencia de que “yo podía”.

ser Coach, Ser Coach como actitud de vida

Esto me llevó a darme cuenta de otra cosa (otra distinción), de mi necesidad de cambio y a la vez del miedo a lanzarme a un mundo desconocido, lo que nosotros como Coaches llamamos técnicamente a “salir de la caja de confort”.

Era una doble sensación de escalofrío, de vértigo ante lo nuevo, lo inexplorado y la incertidumbre y una sensación de libertad, de subida de adrenalina que suponía el riesgo, de poder sobre mí misma. Recuerdo aquel momento con mucho cariño, recuerdo aquel instante en el que estaba paseando por la playa y visualicé dos caminos, yo estaba situada en el cruce de ambos, al principio de la bifurcación.

Uno de los caminos era el camino conocido, mi vida hasta ese momento, con todo lo que me gustaba, con todo lo que me llenaba y también con mis carencias, con mis vacíos, era el camino sencillo, no requería esfuerzo, no requería decisiones, ni conversaciones difíciles, ni pérdidas, aunque era el camino de la cautividad en mí misma.

El otro camino era una completa incógnita, lleno de ilusiones, de metas, de sueños y de visiones, de posibilidades, de nuevas oportunidades y de libertad aunque también era el camino de lo nuevo, de las pérdidas, del duelo, del riesgo y posiblemente en muchos momentos, de la soledad.

Recuerdo ver clara y nítidamente ambos caminos, ser consciente de ellos y preguntarme, ¿qué eliges?, ¿qué prefieres?, ¿algo que ya conoces y sabes adónde te lleva, o bien eliges descubrir qué otras cosas tiene la vida preparadas para ti? Fue una pregunta mágica para mí, no lo dudé, “elijo lo nuevo, lo desconocido”, “quiero vivir nuevas experiencias, quiero saber qué hay más para mí ahí fuera” “elijo vivir y dejar de sobrevivir, eso ya lo aprendí”.

Ser consciente de todo ello me permitió sentirme libre, me permitió liberarme de mis cadenas, las que yo me había colocado. La sensación fue tal, que solamente observar el cielo azul y respirar el aire fresco de la mañana, me hacía sentir que todo era posible, una libertad ilimitada.

Así es como aprendí a conectar conmigo misma, así es como aprendí a escucharme y a tenerme en cuenta, así es como decidí que ayudaría a los demás a que pudieran hacer lo mismo, y aunque entonces no tenía ni idea de cómo lo haría, en ese preciso momento, decidí que me convertiría en Coach.

Más allá de una profesión, ser Coach para mí, ha sido una elección y una actitud de vida.

Pensé, reflexioné y concluí que, si lo había conseguido antes, si una vez ya lo había logrado, ¿qué o quién me iba a impedir lograrlo de nuevo en el futuro?

ser Coach, Ser Coach como actitud de vida

NURIA CARRASCO ROLDÁN

Es Coach PCC (coaching individual y de equipos), formadora y supervisora en el CEC.
Licenciada en Ciencias del Trabajo (Universidad de Alicante)
Máster en Dirección de RRHH (Universidad de Alicante)

Ha realizado estudios de especialización en Coaching Ejecutivo individual, Coaching de Equipos, Coaching Corporal, Mentoring y Supervisión, Cuerpo y Movimiento, Neurociencia y neuroliderazgo, etcétera. (Escuela Europea de Coaching, Newfield Network, Menslab, etc.).

Facilitadora del Programa de Certificación de Coaching en el CEC.