Esta frase se la escuché por primera vez a uno de mis primeros maestros de coaching.

Recuerdo perfectamente el momento. Yo estaba siendo coachee de un compañero, en una de las prácticas supervisadas, mi compañero escaso de recursos en ese momento, terminó la sesión dejándome con mi herida abierta y sin saber muy bien qué hacer con ella.

Sutilmente nuestro profesor y maestro me miró fijamente y de forma calmada, y a la vez directa, me dijo:

Nuria, realmente nadie puede hacerte daño sin tu permiso – y añadió – hay una parte de ti que todavía cree que gana algo manteniendo esta situación, ¿dónde está tu compromiso oculto?

Y ahí me quedé durante días dándole vueltas a esa frase, y también a la pregunta del compromiso oculto.

Me di cuenta de que tenía miedo, pánico a romper esa relación profesional, estaba mal, consumida y desgastada, pero a pesar de esa incomodidad tan grande elegía seguir allí un día tras otro, y me hacía la pregunta, ¿por qué sigo aquí?

Pero no lograba comprenderme. Hasta que me hice la pregunta correcta, ¿para qué sigo aquí?. Y la respuesta emergió de manera clara:

Para no enfrentarme a mi miedo de sentirme que no soy suficiente, para no hacerme cargo de mí misma, para no ser responsable sino seguir siendo la víctima, de esa manera era inocente, impotente. Pero si tomaba las riendas ya no podía mirar a los lados, tendría que mirarme de frente…

Muchas veces sentimos que el comportamiento de los demás nos hiere, nos falta al respeto o nos hace sentir menos.

Sin embargo, esta idea poderosa de que “nadie puede hacernos daño sin nuestro permiso o consentimiento”, nos puede ayudar a ver con mayor claridad la situación y sobre todo a no quedarnos enganchados con el “otro”.

Esto, en ningún caso, significa que los demás no puedan actuar de manera hiriente (de hecho, en ocasiones, lo hacen), pero es nuestra interpretación y respuesta interna la que determinará cuánta influencia tiene “el otro” sobre “mi bienestar” y por lo tanto el impacto emocional que tendrá en mi SER.

Quiero explicarte todo esto de una manera sencilla, para que puedas tener herramientas que te ayuden en situaciones donde “sientas que te han dañado”.

Voy a tratar de explorar distintas posibilidades que te ayuden a cambiar la perspectiva y en definitiva a cómo NO darle poder a los demás sobre tus emociones. Te voy a proponer algunas preguntas y estrategias para fortalecer tu paz interior.

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Recuerda que el coaching es una herramienta clave que nos permite cuestionarnos interpretaciones y diseñar nuevos espacios emocionales que nos ayuden a conectar con la vida que queremos. A ver qué te parecen estas propuestas con las que puedes trabajar:

1. La actitud del otro habla más de él que de ti.

Cada persona actúa según su mochila, esto es su historia, sus creencias y su estado emocional. Las acciones de cada persona reflejan su mundo interior y en ningún caso son un reflejo de tu valor o valía. Te pongo algún ejemplo:

• Alguien que te insulta, probablemente esté proyectando sus propias inseguridades, lo que considera que le falta, lo que le hace sentir débil.

• Si una persona ignora tus límites, puede ser que nunca aprendiera a poner los suyos propios.

• Alguien que te menosprecia puede estar buscando validación en sentirse superior.

¿Resuenan en ti, estos ejemplos?

Pregúntate también: ¿Qué información sobre esa persona te está proporcionando su comportamiento? Si, su comportamiento habla más de ella que de ti, ¿cómo te ayuda esto a tomar distancia?

Propuestas de actuación:

1. Practica la observación sin juicios: En lugar de reaccionar emocionalmente, analiza la situación con distancia. Colócate en un lugar de centro, observa, no juzgues, solo observa y pon atención a los comportamientos y a los hechos, limpia de interpretación lo que la otra persona hace, solo observa.

2. Recuerda que el respeto comienza en uno mismo: Fortalece tu autoconcepto para no depender de la validación ajena. “Eres valioso”, “eres válido”, “eres suficiente”, “mereces respeto”, “tienes derecho a ser respetado”.

3. Refuerza tu autoimagen positiva: Escribe una lista tus cualidades y logros para recordar tu propio valor independientemente de la opinión ajena. Tenlo presente SIEMPRE.

2. Identifica y sana tu herida emocional.

Habitualmente, cuando algo nos duele, no es solo por la acción del otro, sino porque toca una herida que ya existe en nosotros.

Tu trabajo va a consistir en identificar qué parte de ti se siente afectada, qué herida está abierta. Darte cuenta de todo ello ayudará a fortalecerte, en lugar de esperar que los demás cambien. A continuación, te hago algunas preguntas que pueden ayudarte:

• ¿Cuál es la razón profunda por la que esta situación te afecta?

• ¿Qué dice de ti ese dolor que sientes cuando alguien te ofende o te hace daño?

• ¿Qué historia o creencia interna aflora en estos momentos?

• ¿En qué otros momentos de tu vida has experimentado esta misma sensación y cómo la has manejado?

Propuestas de actuación:

1. Reconecta con tu niño/a interior a través de la meditación, la escritura, el arte o el juego.

2. Desarrolla el poder del perdón (a otros y a uno mismo) para liberar cargas emocionales.

3. Realiza autoafirmaciones y reprogramación mental: Sustituye creencias limitantes por frases que refuercen tu autoestima («Soy valioso por lo que soy, no por cómo los demás me tratan»).

4. Practica la compasión propia: Trátate con la misma comprensión, aceptación y compasión que le darías a una persona que quieres que estuviera en tu situación.

5. Desarrolla tu amor propio: Dedica tiempo a actividades que te nutran y te hagan sentir bien contigo mismo, como el autocuidado, la meditación o escribir un diario de gratitud hacia ti mismo.

3. Fundamentando el juicio «No me respetan».

En ocasiones la ofensa del otro tiene que ver con que sientes que no te respetan, no te dan la autoridad al rol que ocupas o simplemente “no te sientes visto/a”.

Si sientes alguna de estas cosas, es importante en primer lugar, darte cuenta de que esto es un juicio y no un hecho, es una interpretación que tú haces y por lo tanto, debes cuestionar esa creencia y explorar su fundamento.

Este ejercicio será clave en tu desarrollo y evolución como persona. Analiza los costes y beneficios de interpretar la situación de esta manera y te ayudará a ampliar tu perspectiva, incluso a cambiar el juicio o la creencia. Te dejo aquí algunas preguntas para reflexionar;

• ¿Qué significa para ti el respeto? ¿Cómo esperas recibirlo?

• ¿Qué significa para ti que no eres visto/a? ¿Qué comportamientos de los demás demostrarían que sí eres visto/a?

• ¿Cuáles son los costes de interpretarlo como lo haces? ¿Cómo afecta esto a tu bienestar emocional?

• ¿Cuáles son los beneficios de interpretar la situación de esta manera? ¿De qué forma te ayuda o te protege esta visión?

• ¿En qué situaciones sí has lo contrario? ¿Qué factores han influido para que lo percibas así?

• ¿Cómo influye tu autoestima en la forma en que percibes el respeto de los demás?

• ¿De qué otra manera podrías interpretar esta situación para que te sea de mayor utilidad?

Propuestas de actuación:

1. Cuestiona tus creencias: Examina si tu idea de respeto es flexible o demasiado rígida.

2. Define lo que significa para ti el respeto o ser visto/a (o cualquier juicio que hagas del trato que recibes de los demás): Escribe cómo quieres ser tratado y compáralo con la realidad.

3. Observa sin juzgar: Intenta ver la situación con objetividad antes de reaccionar emocionalmente. ¿Dónde estoy poniendo el foco de atención y dónde no lo estoy poniendo? ¿Qué está pasando también y no le he prestado atención?

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4. La clave está en tu respuesta.

En definitiva, no podemos controlar lo que otros dicen o hacen, pero sí cómo reaccionamos ante ello. El impacto de las palabras o acciones ajenas depende de la interpretación que les damos.

Si aprendemos a cuestionar nuestra propia mirada y a ver más allá de nuestra percepción inicial, nos damos la oportunidad de elegir nuestra respuesta en lugar de reaccionar en automático.

Somos responsables de cómo respondemos. Aunque no siempre podamos evitar ciertas emociones, sí podemos revisar la manera en que juzgamos, lo que nos permitirá sentir de otra forma.

Y aunque a veces nos cueste cambiar la visión de una situación, siempre podemos abrirnos a conectar con el presente, con la calma y la serenidad. Esto nos ayuda a no quedarnos atrapados en la emoción y a tomar la distancia necesaria para elegir cómo queremos actuar.

Te dejo algunas preguntas para que sigas reflexionando:

• ¿De qué manera estás permitiendo que las acciones de los demás influyan en tu estado emocional?

• ¿Qué puedes hacer para conectarte con el presente y observar la situación desde una perspectiva con mayor desapego?

• ¿Qué opciones de respuesta te ayudarían a tener mayor serenidad y fortaleza?

Propuestas de actuación:

1. Autoconciencia emocional: Antes de reaccionar, identifica lo que sientes y por qué. Cuestiona tu interpretación de la situación y pregúntate si puedes verla de otra manera.

2. Regulación antes de responder: Respira, date un momento y elige cómo actuar en lugar de reaccionar impulsivamente. Usa técnicas como mindfulness, reformulación de pensamientos y anclajes emocionales.

3. Comunicación consciente con CNV: Practica la Comunicación No Violenta (CNV) de Marshall Rosenberg para expresar lo que sientes sin atacar ni reprimirte. Sigue estos cuatro pasos clave:

1. Observa sin juicios lo que sucede.

2. Identifica lo que sientes.

3. Reconoce la necesidad detrás de la emoción.

4. Haz una petición clara y concreta, en lugar de exigir o culpar.

Esto te permitirá comunicarte con más empatía y responsabilidad, fomentando relaciones más sanas y auténticas.

5. Convertir el desafío en crecimiento.

Y, por último, en lugar de quedarte atrapado en el dolor o la frustración, tras el comportamiento del “otro”, puedes aprovechar y verlo como una situación de aprendizaje para ti.

Podrías usar cada situación desafiante como una oportunidad para crecer y evolucionar en tu SER. ¿Qué posibilidades se abren aquí para mí? Te dejo más preguntas que te pueden ayudar para convertir un problema en un reto;

• ¿En qué te desafía esta situación?

• ¿Qué aprendizajes puedes extraer de esta situación? ¿Para qué podría servirte en el futuro este aprendizaje?

• ¿Cómo impactará en tu seguridad y confianza gestionar esta situación como un reto?

• ¿Qué ejemplo serás (y para quién) cuando logres gestionar esta situación desde un lugar más sereno y desapego?

Propuestas de actuación:

1. Transforma la experiencia en una lección: Identifica qué puedes aprender de cada situación desafiante, aprendizajes respecto de la situación y aprendizajes que en coaching llamamos de 3er nivel o transformacionales, que impactan en lo más nuclear de tu SER y que de alguna manera te servirá a ser la mejor versión de ti mismo.

2. Crea un plan de acción: Define pequeños pasos para mejorar tu bienestar emocional y seguridad, relacionado con la situación.

3. Apoyarte en recursos externos: Busca libros, cursos o apoyo profesional que refuercen tu crecimiento personal.

Recuerda que nadie, absolutamente nadie, puede hacerte daño sin tu permiso porque el poder de interpretar, sentir y responder está en ti. No se trata de negar las acciones de los demás, sino de decidir cómo permites que te afecten.

Al cambiar tu perspectiva, identificar y sanar tus heridas y responder desde la seguridad en ti mismo, puedes vivir con más paz, libertad y fortaleza emocional.

Cada interacción con otras personas, incluso las más difíciles, puede ser una lección de crecimiento si decides verla así. ¡Tú tienes el poder de elegir cómo te afectan las acciones de los demás!

¿Cómo te sientes ahora que puedes darte cuenta de la magnitud de tu poder? No compres cuentos de otros, sé consciente, estate presente, pregúntate y actúa.

Gracias por haber llegado hasta aquí, espero que te haya servido, que te haya inspirado y que puedas aplicarlo cada ver que lo necesites.

*Si deseas saber más y te interesa aprender sobre estos temas, no dudes en conocer nuestra formación en coaching.

Nuria Carrasco

NURIA CARRASCO ROLDÁN

Es Coach PCC (coaching individual y de equipos), formadora y supervisora en el CEC.
Licenciada en Ciencias del Trabajo (Universidad de Alicante)
Máster en Dirección de RRHH (Universidad de Alicante)

Ha realizado estudios de especialización en Coaching Ejecutivo individual, Coaching de Equipos, Coaching Corporal, Mentoring y Supervisión, Cuerpo y Movimiento, Neurociencia y neuroliderazgo, etcétera. (Escuela Europea de Coaching, Newfield Network, Menslab, etc.).

Facilitadora del programa de Certificación de Coaching.

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