Últimamente me siento impotente al ver la injusticia que existe en el mundo en general y en nuestras relaciones en particular.

Soy una persona sensible, posiblemente PAS (Persona Altamente Sensible), y desde muy niña he SENTIDO mucho, tanto lo bueno como lo malo. Soy muy observadora y aprendí desde muy pequeña a comprender a la persona más allá de su comportamiento, aprendí a empatizar muy pronto.

Esto tuvo su parte positiva porque desarrollé una capacidad grande de conexión con todo tipo de personas, desde una mirada de amor y de compasión, entendiendo que cada uno hacía lo que hacía desde las herramientas que tenía disponibles y su nivel de consciencia en este mundo, es decir, su evolución como ser humano.

Pero tuvo, por otro lado, un gran coste para mí.

Esta comprensión y entendimiento, en ocasiones me llevó a justificar y permitir comportamientos inaceptables, dañinos y perjudiciales para mí o para algunas personas de mi entorno.

En este entendimiento, mi mente buscaba las razones y los motivos que llevaban a la persona a hacer lo que hacía, observando su herida de la niñez, por ejemplo. Trataba de racionalizar el por qué y el para qué, trataba de entender el sentido de esas acciones o comportamientos.

Durante años, este proceso me desgastó y lo peor es que me hizo perderme de mi misma, impidiéndome dilucidar entre lo que estaba bien o lo que estaba mal, o tener unos valores y defenderlos cuando fuesen vulnerados.

Incluso me hizo dudar de mis propias necesidades y deseos, durante años me sentí vacía y sin arraigo, sin identidad y fuera de mí.

Gracias a mi inquietud por aprender, por la búsqueda de nuevas maneras de SER y ESTAR en ese mundo, un día me di cuenta que mi corazón sufría mucho en la manera que yo tenía de empatizar, provocando un dolor sentido desde el silencio, en voz tan baja que durante años fui incapaz de escuchar, siendo mi cuerpo en modo síntoma o enfermedad quien me gritaba BASTA….

Basta de comprender, basta ya de empatizar tanto, basta de permitir, basta de tener condescendencia, ¡basta ya!

Me agoté de esforzarme, de ver la mirada positiva y la buena intención detrás del mal comportamiento.

Simplemente me cansé y me di cuenta de que no todo valía, de que no todo estaba bien como estaba, y que, aunque todos tenemos un proceso natural, los observadores o espectadores de ciertas actitudes no podemos quedarnos callados, no podemos dejar impunes a estas personas hasta que llegue el día en que se den cuenta del daño que hacen.

¿Quién es la persona que les ayudará a despertar? ¿Quién será el valiente, capaz de ponerle el límite suficiente para que cese en su comportamiento o actitud? ¿Quién arriesgará todo, para que esta persona salga de su ceguera y pueda crecer y evolucionar?

Porque al final también se trata de eso, de que la mirada de amor y de compasión sea en formato de BASTA YA, de LÍMITE, de HASTA AQUÍ… y que permita el crecimiento del otro y el nuestro propio.

Si quieres crecer, evolucionar y ser esa persona que revolucione el mundo, que permita la evolución de otras personas, da el paso, PON LÍMITES.

Reafírmate en tu posición, en tu opinión, da credibilidad a tus necesidades y deseos, confía en tu criterio, escúchate, priorízate… tu punto de vista es importante y necesario en este mundo, no te desacredites creyendo que no tienes nada que aportar, si estás en este planeta y en este momento significa que tienes algo importante que mostrar a las personas con las que te relaciones.

Y no creas que es casual, cada persona que se cruza en tu camino es una nueva oportunidad para que crezcas, para que dejes a esa niña o niño que cree que debe ser bueno y estar callado.

Dales voz a tus opiniones, pon palabras en tu boca, defiende quién eres y lo que eres, confía en tus valores y destápalos ante el mundo entero.

Para hacer esto, necesitarás habitar un estado de seguridad y confianza en ti mismo, creando una conexión tremenda con la tierra que fortalezca tus pies, tus piernas y con ellas crezca en ti la firmeza suficiente para poder decir NO, o ASÍ NO, o NO TODO VALE… las formas importan, los gestos importan, la intención importa.

Abandona la idea de tener que ser la NIÑA BUENA o el NIÑO BUENO por el resto de tu vida. Significando seguir callado, justificando lo no justificable.

Ese día, el día de tu despertar, te enfundarás en un nuevo traje, y aunque todavía te quede un poco grande, te aseguro que será un traje a tu medida, hecho especialmente para ti, que día a día habitarás con más disfrute y coherencia con tu SER.

Aprende a poner límites desde el respeto hacia ti mismo y hacia los demás. Date el permiso de evolucionar dando voz a tu SER y distingue aquellas conversaciones del EGO que también se mueven en tu cabeza.

El EGO tratará de convencerte de que no merece la pena hacer nada, que será mejor que no te arriesgues, tu SER te retará porque sabe que hay una manera más coherente de estar en este mundo para ti y es SER tú en todo tu esplendor, brillando, mostrándote y defendiendo tus valores y necesidades. Hazle al mundo ese gran regalo de SER tú MISMO.

Y ¿Cómo SER UNO MISMO?

Ser uno mismo, significa SER AUTÉNTICO. La autenticidad es una de las grandes metacompetencias que trabajamos en el CEC durante el proceso de convertirse en coach. Ser auténtico tiene que ver con mostrarse vulnerable, con colocarse en apertura para mostrarse ante el otro, expresando quién eres y lo que eres.

Ser auténtico también es mostrar coherencia con lo que piensas, lo que dices y lo que haces. La autenticidad es aceptar lo que uno es y tener el coraje de serlo y de mostrarlo ante los demás.

Si quieres iniciar tu proceso de autenticidad que te permita poner límites, expresar lo que piensas y lo que sientes y ser coherente, primero deberás realizar un proceso de intimidad contigo mismo:

1. Aprendiendo a conectar contigo, identificando y legitimando tus emociones.

2. Aceptando de manera incondicional y con amor quién eres y lo que eres.

3. Expandiendo una mirada compasiva ante tus sombras que te permita integrarlas, aprender de ellas y transformarlas en recursos poderosos.

4. Hacerte responsable de ti mismo, actuando en tu ámbito de influencia, no esperando a que los demás cambien, cambiando tú y siendo coherente con los cambios que esperas en los demás.

5. Aprendiendo a expresar y dando VOZ a tus necesidades, deseos, opiniones y peticiones.

6. Aprendiendo a pedir, reconociendo que en muchas ocasiones no podrás hacer las cosas tú solo, todos necesitamos la ayuda de los demás. Necesitar esta ayuda no te hará peor persona ni tampoco te hará débil sino consciente, responsable y vulnerable.

7. Aprendiendo que todo ser humano es vulnerable, que no somos perfectos, somos solamente humanos.

Reflexiona sobre todo ello y hazte las siguientes preguntas:

• ¿Qué permiso te das para expresar y mostrar tus opiniones o criterios ante otros?

• ¿Qué información / opinión te guardas solamente para ti?

• ¿Qué coste tiene que no compartas lo que piensas en determinados entornos o relaciones?

• ¿Qué compromiso oculto te impide ser tú mismo?

El coaching es una herramienta que te ayudará a conectar contigo mismo, aprenderás de ti, incrementarás el conocimiento que tienes de ti mismo, aprenderás recursos y herramientas que te ayudarán en la relación contigo mismo y en la relación con los demás.

Si todo esto ha resonado en ti, quizás ha llegado el momento en adentrarte en un proceso de transformación que te permita SER quien ERES.

Nuria Carrasco

NURIA CARRASCO ROLDÁN

Es Coach PCC (coaching individual y de equipos), formadora y supervisora en el CEC.
Licenciada en Ciencias del Trabajo (Universidad de Alicante)
Máster en Dirección de RRHH (Universidad de Alicante)

Ha realizado estudios de especialización en Coaching Ejecutivo individual, Coaching de Equipos, Coaching Corporal, Mentoring y Supervisión, Cuerpo y Movimiento, Neurociencia y neuroliderazgo, etcétera. (Escuela Europea de Coaching, Newfield Network, Menslab, etc.).

Facilitadora del programa de Certificación de Coaching.