La aceptación es una de las metacompetencias clave que trabajamos en el CEC dentro de nuestro programa de Certificación de Coaching. Cuando me formé como Coach, hace ya más de 15 años, recuerdo que, para mí en aquel momento, aceptar era sinónimo de tolerar incluso de “estar resignada”.

Durante años viví sumergida en un estado anímico de “esto es lo que hay”, posiblemente para sobrevivir y poder seguir adelante, aunque esa manera de estar en el mundo fue en algunos momentos y situaciones, un pozo de sufrimiento.

Aquel día de enero todo cambió, me di cuenta de que me había contado una historia que no era real y que yo no era una víctima de lo que me había pasado sino más bien la protagonista del relato que me había estado contando durante años.

Una cosa es lo que nos pasa, y otra muy distinta es lo que nosotros hacemos con lo que nos pasa. En mi caso lo que aprendí desde muy niña fue a estar enfadada con el mundo, resentida y resignada.

Un buen coctel de emociones y estados de ánimo que tuvieron consecuencias importantes en mi cuerpo y en mi estabilidad emocional. Llegué a tal punto de sentirme impotente, incapaz de digerir la vida.

Nunca seremos lo suficientemente conscientes del daño que nos producen nuestros propios pensamientos y nuestra manera de juzgar el mundo.

Todos tenemos un diálogo interior, esa voz que suena cuando estamos en silencio con nosotros mismos o bien esa voz que grita cuando estamos con otros. Siempre estamos conversando con nosotros mismos, y ser conscientes de esa conversación y de ese diálogo nos abre un mundo de posibilidades.

Aprender a escucharnos, poner atención a los pensamientos que tenemos, ser conscientes de las emociones que provocan esos pensamientos, ese proceso es sanador y transformador.

coaching intensivo

Ese día en mi formación comprendí que aceptar era sinónimo de responsabilidad, de soltar y de libertad.

Ese día aprendí que la “aceptación” es un movimiento interno, mental, emocional y corporal, algo que sucede cuando te rindes y dejas de luchar. Cuando eres capaz de soltar las expectativas de cómo deberían ser las cosas y simplemente observas lo que hay.

Puede parecer que es una decisión mental que proviene de entender que no tenemos posibilidad de cambiar lo que ES y lo que no depende de nosotros, y esto es una parte. Pero lo cierto es que hay algo más, para mí es todo un proceso de evolución, de crecimiento y de transformación personal.

Y lo mejor es que cuando logras aceptarte a ti mismo o a una persona o aquello que para ti resultaba imposible de aceptar, se produce el movimiento porque a partir de ese momento tu visión de ti, de los demás y del mundo cambia, tu alma se eleva y logra mirar la vida desde una nueva perspectiva, desapegada, libre y liviana.

Y te das cuenta de que nada ha cambiado pero que todo es diferente, tu manera de observarlo y de percibirlo es distinta, tiene otro color, tiene otra textura y otros matices que antes nunca habías observado.

El primer paso para trabajar la aceptación consiste en “aceptarse a uno mismo” porque difícilmente podremos aceptar lo de fuera si no somos capaces de vernos primero a nosotros mismos. Y sí, voy a utilizar el verbo VER como sinónimo de ACEPTAR.

¿Te has parado a pensar alguna vez en cómo te hablas a ti mismo? ¿Eres consciente de tu diálogo interior? ¿Cómo es? ¿Qué te dices? ¿Cómo te describes? Trata de hacer este ejercicio, busca un momento tranquilo y utiliza un cuaderno donde puedas trasladar tus pensamientos y aprendizajes y empieza:

  • Describe con detalle, cómo te ves a ti mismo.
  • Haz una lista con todas las cosas que consideras fortalezas, aquello que consideras tus cualidades más positivas.
  • Haz un trabajo ahora de perdón, haz una lista de todas aquellas cosas que consideras negativas de ti, comportamientos de los que no te sientes satisfecho, errores, todo aquello que te cuesta mirar y observar de ti, dale luz y simplemente “perdónate”, libérate de ello. Recuérdate que en cada momento actuaste con tus mejores intenciones y con los recursos que tenías entonces. Suelta.
  • Registra durante 21 días, tus pensamientos (lo que dices de ti y lo que dices de otros), tus emociones, tus necesidades y tus comportamientos, haz un trabajo para conocerte un poco más, redescúbrete.
  • Mírate con compasión, reconoce tu pasado, dale espacio, pero no te enganches, no dejes que condicionen tu presente ni tu futuro.
  • Estate presente, escucha tu cuerpo, tus emociones en cada momento. Aprende a hacer un STOP antes de decidir y antes de actuar.
  • Márcate objetivos, algunos más grandes con un mayor plazo y luego divídelo en pequeñas metas, que sean lo suficientemente motivadoras y retadoras para que te comprometas con ellas. Celebra cada paso y reconócete tus logros.

Estos pequeños pasos te ayudarán a aceptarte, a verte y a mirarte con mayor compasión, auto aceptación y amor. Te darás permiso para verte completamente y cuando descubras algo que no te gusta te podrás comprometer a cambiarlo, sin desgaste, sin machacarte.

Desde la responsabilidad cambiarás lo que dices de ti, los juicios que tienes sobre ti y te darás cuenta de que no eres algo determinado, sino más bien un SER que puede evolucionar y transformarse, te aceptarás desde un lugar de plenitud, donde nada falta y todo es.

De igual manera podrás iniciar un trabajo para aceptar aquellas cosas que no aceptas, situaciones, decisiones, comportamientos de otras personas. Para ello puedes empezar por reflexionar a través de algunas preguntas:

¿Qué significa para ti aceptar a esa persona, situación, decisión, etc.?

¿Qué dice de ti esta falta de aceptación o esta posición de resignación?

¿Cómo te hace sentir? ¿Cómo impacta en tu cuerpo?

¿Cuál es el beneficio que obtienes no aceptando o resignándote? ¿Y qué más?

¿Y el coste que te produce? ¿Y qué más?

¿De qué tendrás que hacerte responsable si aceptas?

¿Qué podrás soltar al aceptar? ¿De qué te podrás desprender?

¿Qué emoción tendrás al aceptar? ¿Qué energía estará disponible en tu cuerpo?

¿Qué nueva perspectiva e interpretación tendrás acerca de esa persona, situación, etc.?

¿Qué nuevas acciones o comportamientos estarán disponibles en ti cuando aceptes?

¿Qué aprendizaje te traerá esta aceptación?

Aceptar es seguir adelante soltando lastre, no podemos cambiar lo que ES, lo que sucedió en el pasado, solo podemos mirarlo y mirarnos con amor, en un acto de rendición ante lo que ya no está en nuestra mano cambiar, recoger los aprendizajes que esta situación nos trae y darnos cuenta de todo lo que SÍ podemos hacer en el presente y en el futuro.

Porque de eso se trata, de aprender, de poner atención y foco en lo que queremos y en quienes queremos ser.

Y recuerda que también eres responsable de elegir tu actitud y tu manera de contarte la historia de lo que es y de lo que sucedió. Recuerda que tienes el poder de reinterpretar la manera de ver la situación, de contarte un nuevo relato, ese que te permita avanzar y seguir adelante con tus sueños, tus metas y tu propósito.

Acepta y sigue con tu vida…

Nuria Carrasco

NURIA CARRASCO ROLDÁN

Es Coach PCC (coaching individual y de equipos), formadora y supervisora en el CEC.
Licenciada en Ciencias del Trabajo (Universidad de Alicante)
Máster en Dirección de RRHH (Universidad de Alicante)

Ha realizado estudios de especialización en Coaching Ejecutivo individual, Coaching de Equipos, Coaching Corporal, Mentoring y Supervisión, Cuerpo y Movimiento, Neurociencia y neuroliderazgo, etcétera. (Escuela Europea de Coaching, Newfield Network, Menslab, etc.).

Facilitadora del programa de Certificación de Coaching.