Que meditar tiene beneficios no hace falta decirlo más veces. Meditar no es solo algo que se haya puesto de moda (aunque un poco también) y que hace la gente para sentirse más “moderna”.

Los beneficios de meditar se han demostrado científicamente. Es tan beneficioso meditar como comer sano o hacer deporte. Pero alrededor de la práctica de la meditación para muchos de nosotros hay una barrera que no sabemos cómo superar.

Lo mismo pasa con otras prácticas. Me explico. Alrededor del “running” (o correr, de toda la vida) se ha ido construyendo todo un universo que a veces lo hace sentir como algo inalcanzable: zapatillas especiales, relojes que escanean todas tus señales vitales y hacen cálculos imposibles para ver tu “performance”, estudio de la pisada en tiendas especializadas, clubs de corredores, en los que si entras no entiendes ni una sola palabra de lo que están hablando.

Pero es algo que nos resulta tan familiar y que hemos aprendido desde pequeños. Al final, sabemos limpiar el núcleo de todo lo superfluo y entendemos que, si queremos correr, solo necesitamos ponernos un chándal, unas zapatillas y salir a la calle.

Todo lo demás es accesorio, pero no es necesario. También entendemos que al principio nos va a costar y que no podremos correr mucho, pero con la práctica vamos a ir mejorando.

Con la meditación pasa un poco lo mismo, pero al ser algo que no tenemos integrado en nosotros, que no hemos aprendido desde pequeños, no sabemos qué es lo que podemos esperar. No sabemos qué es eso con lo que necesitamos quedarnos, cuál es el núcleo que nos va a permitir avanzar.

La meditación se ha rodeado de misticismo, de espiritualidad, de rituales complicados, de expectativas casi imposibles de cumplir, o por lo menos imposibles de cumplir cuando estás empezando. La frase más asociada a la meditación es “dejar la mente en blanco” como si ese fuera el único objetivo.

Y no sé si habéis probado a hacer eso de golpe, pero, y espero no haceros un spoiler, eso es imposible cuando empiezas.

Taller-meditación

Al entrar al mundo de la meditación sientes que tienes que encontrar el lugar perfecto, la hora adecuada, el silencio sepulcral que te rodee. Sientes que deberías encender incienso y una vela, estar en penumbra, que nada te moleste, te distraiga.

Sentarte en el suelo con las piernas cruzadas (una pequeña tortura, para los que no estamos acostumbrados), música relajante con tintineos… Y cuando has hecho todo eso, cierras los ojos y tu cabeza va a mil, encadenas unas ideas con otras, sientes que el tiempo no pasa, te duelen las rodillas, estás incómodo, entre los 1.000 pensamientos que aparecen, recuerdas algo urgentísimo que no puedes olvidar.

Y encima de todo eso, sientes que estás fracasando, que lo estás haciendo mal, que a ti esto de meditar se te da fatal.

¿Pero cómo es posible que no puedas poner tu mente en blanco, si lo has hecho TODO bien?

Y es que la meditación no necesita nada de todo eso. La meditación no es dejar la mente en blanco, la meditación no es algo que se haga bien o mal.

Es como pretender que, por haberte comprado las mejores zapatillas, el mejor pantalón, llevar el último reloj del mercado, vas a salir a correr el primer día y vas a correr una maratón sin ningún esfuerzo.

La meditación es una actividad que se construye, que se cultiva. Entender que puedes esperar, es importante, y encontrar quien te puede guiar es siempre una buena idea.

No es lo mismo empezar meditando 10 minutos con la idea de que solo se trata de entrenarte, a dejar pasar los pensamientos que van surgiendo, a sentir que tienes que sentarte en silencio 1 hora y dejar la mente en blanco.

Actividades-meditación

Que puedes esperar al empezar a meditar:

Meditar es mucho más que sentarte en silencio y respirar.

Cuando meditas, estás cultivando la conciencia y la compasión, estás entrenando la mente para que deje de distraerse fácilmente y se concentre más en el momento presente. Utilizando la respiración como ancla en el momento, simplemente nos sentamos y aprendemos gradualmente a dejar que los pensamientos y los sentimientos vayan y vengan.

Y hago hincapié en la palabra GRADUALMENTE.

Es normal que cuando empezamos a meditar, la mente no se esté quieta. La naturaleza de la mente es pensar, así que nuestra mente va a pensar. La meditación no consiste en detener los pensamientos. Se trata de ser capaz de ver nuestros pensamientos sin dejarnos atrapar por ellos y por sus emociones.

Tus primeras meditaciones pueden parecer una pequeña batalla campal con tu mente. Pero si rebajas tus expectativas de cómo tendría que ser y aceptas que simplemente tu mente y tu cuerpo necesitan aprender, necesitan adaptarse y que sea lo que sea que está pasando, está bien, porque lo principal es que lo estás haciendo, entonces puede que cada práctica simplemente se sienta como lo qué es y no como un fracaso o como un error.

Ya sabes que la peor meditación es la que no se hace.

Para ayudarte a empezar y no sentir que mueres en el camino aquí te dejo algunas ideas:

• Elije un momento y un lugar que te funcione. El mejor momento para meditar es, en realidad, el que mejor se pueda priorizar. Y el mejor lugar para meditar es donde puedas estar cómodo y distraerte lo menos posible.

• Decide cuánto tiempo quieres meditar. Sobre todo al principio, es razonable empezar con periodos de tiempo pequeños y manejables (por ejemplo, sesiones de 5 o 10 minutos), para ir cogiendo práctica. Al principio es importante decidir una cantidad de tiempo que sea alcanzable para que sigas meditando día a día. No te obsesiones con el tiempo, ya irás aumentando más adelante.

• Asegúrate de estar sentado cómodamente, no necesitas hacer la posición del loto. Puedes estar sentado en una silla con las piernas y los brazos sin cruzar, con los pies apoyados en el suelo y las manos descansando sobre tu regazo o a tu lado, e intenta mantener la espalda recta, pero no demasiado tensa.

• Elige si quieres que la meditación sea guiada o no. Una meditación guiada la dirige un profesor experimentado, ya sea en persona en un grupo o clase de meditación, o mediante audio o vídeo. Es más sencillo empezar con una meditación guiada y/o en compañía.

Espero que estos consejos te ayuden a acercarte a la meditación con una mirada más abierta de lo que puedes esperar, y sobre todo que te permita avanzar en la práctica.

Silvia equipo cec

SILVIA LÓPEZ-JORRÍN

Responsable del área académica del CEC.

Licenciada en Empresariales Internacionales por ICADE.

Ha realizado estudios de Coaching, Coaching Sistémico, Coaching Corporal y Eneagrama. Certificada por la ICF. Especializada en autoestima y confianza corporal.

Certificada en Alimentación Intuitiva, ayuda a las personas en hacer las paces con sus cuerpos y con la comida y a abandonar la cultura de dietas.