Consciencia emocional y crecimiento personal.

Las emociones siguen siendo nuestra asignatura pendiente, a pesar de que la mayoría recibimos o hemos recibido alguna formación sobre inteligencia emocional. La realidad es que seguimos sin saber qué hacer con nuestras emociones en nuestro día a día, tanto en nuestras relaciones personales como profesionales.

Hemos aprendido que está mal mostrarlas en público y creemos que debemos controlarlas, aunque lo cierto es que una correcta y adecuada gestión de éstas, nos evitaría muchos conflictos y sufrimiento personal.

Necesitamos aprender herramientas que nos ayuden a encontrar los “cómo” para gestionar las emociones en nuestro día a día. Debemos iniciar un proceso, realizar un viaje desde la inconsciencia emocional hasta la consciencia plena, donde tú eres el protagonista.

Creemos que las situaciones, los otros… son los responsables de nuestro dolor y sufrimiento, pero lo cierto es que “nadie puede hacernos daño sin nuestro permiso”.

Desarrollar tu consciencia emocional significa crecer. No es posible el desarrollo personal sin comprender la función de las emociones en el cuerpo. De entrada, es imprescindible mirar las emociones como algo natural, biológico y legítimo.

También debemos tener en cuenta algunas consideraciones sobre las emociones:

• Las emociones no son un problema que resolver sino más bien un reto que conlleva un aprendizaje y transformación personal.

• Todas las emociones son necesarias, útiles y tienen un mensaje vital para cada persona.

• No existe una verdad única y absoluta en la gestión emocional, ya que cada persona siente y vive sus emociones de manera distinta y particular.

Tomar consciencia emocional supone un descubrimiento y un despertar clave en el desarrollo y crecimiento de la persona, será el primer paso para empezar a cambiar y obtener los resultados que deseamos en nuestras vidas.

¿Qué significa la palabra emoción?

EMOTIO (latín): Aquello que te mueve a algo, aquello que te acciona. Las emociones son “sentimientos y pensamientos característicos a las condiciones psicológicas o biológicas, así como una serie de inclinaciones a la actuación” según Daniel Goleman.

Todas las emociones son impulsos a la acción y cada una de ellas conlleva un tipo de conducta. Las emociones facilitan las decisiones y guían nuestra conducta, pero al mismo tiempo necesitan ser gestionadas.

Las emociones tienen su utilidad, tienen una función (aunque no lo creas sirven para mucho) no obstante en muchas ocasiones no sabemos identificar qué nos quieren decir o transmitir. Podemos distinguir tres funciones básicas de las emociones.

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Las emociones tienen su utilidad, tienen una función (aunque no lo creas sirven para mucho) no obstante en muchas ocasiones no sabemos identificar qué nos quieren decir o transmitir. Podemos distinguir tres funciones básicas de las emociones:

• La función adaptativa al entorno o a las situaciones que se nos presentan en la vida como, por ejemplo, el miedo que tiene la función adaptativa de protegernos.

• La función motivacional que nos permite desarrollar conductas con mayor energía, vitalidad y eficacia, como por ejemplo la rabia, que tiene la función de incrementar nuestra energía y tensión para conseguir objetivos que nos proponemos.

• La función comunicativa que nos facilita la comunicación intrapersonal (con uno mismo) y la comunicación interpersonal (con los otros), ofrece información verbal y no verbal sobre la persona.

Las emociones son innatas e inevitables. Será relevante, por tanto, aprender a respetarlas y a aceptarlas. Lo que sí es evitable es nuestra capacidad de decidir cómo queremos expresarlas. Según Humberto Maturana – “Las personas no somos responsables de lo que sentimos, pero sí somos responsables de lo que hacemos con lo que sentimos”. De ahí, nuestra responsabilidad en responder ante la emoción en lugar de reaccionar, que nace de la inconsciencia.

¿Cuáles son las emociones básicas?

Ekman (1972) distinguía seis emociones básicas: Ira, Alegría, Tristeza, Asco, Sorpresa y Miedo. Un nuevo estudio de la Universidad de Glasgow señaló que la ira y la sorpresa tenían similares expresiones faciales, al igual que el miedo y el asco.

Por ello podríamos concluir que las emociones básicas son cuatro y que tienen similares expresiones faciales en los seres humanos. Ira, Alegría, Tristeza y Miedo.

La ira (también llamada rabia, furia o enfado) es una emoción que se expresa a través del resentimiento o de la irritabilidad. La ira puede variar en la intensidad, desde una leve irritación o enfado a una intensa rabia o furia. La forma de expresar la ira es responder de manera agresiva y ésta provoca un comportamiento capaz de luchar o de defenderse cuando uno se siente atacado.

El aprendizaje que hay detrás de la ira es expresarla de manera constructiva, a través de la relajación y de la serenidad, a través de un cambio de nuestra perspectiva u observador de las situaciones, resolviendo los problemas y manteniendo una buena comunicación con los demás, expresando aquello que se desea expresar.

La alegría es una emoción que permite a la persona estar contenta, sonreír, explorar y curiosear. Es una emoción expansiva y que invita a ser compartida con los demás. La alegría favorece el equilibrio en nuestras vidas, reduce el nivel de estrés, mantiene el bienestar emocional de la persona e incrementa su autoestima. Es una emoción que surge de manera natural y que facilita las relaciones personales, la conexión y la cohesión. Necesitamos aprender a reconocer y agradecer las pequeñas cosas que tenemos en la vida, así como disfrutar del presente, poner atención en los detalles y en cada cosa que hacemos o vivimos del día a día.

La tristeza es la emoción que nos apega a las situaciones vividas, nos lleva a la introspección y al análisis de lo sucedido, nos enfrenta ante la pérdida y nos lleva a un proceso doloroso de búsqueda de razones y de explicaciones. A la vez es la emoción que nos permite aprender, incrementar nuestro conocimiento sobre nosotros mismos y sobre la vida. El desafío de esta emoción es salir fortalecidos a través del crecimiento y desarrollo personal con uno mismo.

El miedo es la emoción básica que nos protege de los peligros que se nos presentan en la vida. El miedo varía en función de las personas, en algunas la respuesta es el enfrentamiento ante la situación, en otras la respuesta es el inmovilismo o la huida.

En ocasiones los miedos que tenemos las personas son reales, pero en otras ocasiones son anticipaciones que hacemos ante lo que creemos que va a suceder y eso nos provoca la parálisis ante temores o peligros que no existen.

El miedo podemos superarlo si lo enfrentamos y de hecho supondrá una mayor confianza en nosotros mismos. El reto y aprendizaje con el miedo es transitarlo y no evitarlo.

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¿Cuál es la diferencia entre emoción y estado de ánimo?

La emoción es un estado reactivo, concreto y puntual que se produce ante una situación o acontecimiento. Las emociones están asociadas a sucesos inesperados que quiebran el flujo habitual de nuestra vida.

El estado de ánimo no está tan relacionado con una situación o acontecimiento concreto, sino que se encuentra en nuestro interior y contamina todo aquello que hacemos y que somos. El estado de ánimo es una emoción que ha permanecido en el tiempo, que de alguna manera se ha cronificado. No elegimos el estado de ánimo, pero éste nos controla y nos domina.

Tanto las emociones como los estados de ánimo determinan nuestras decisiones y nuestras acciones.

Indaga en ti mismo y descubre ¿cuál es tu estado de ánimo actual? y ¿cómo influye éste en tu día a día, en tus decisiones y en tus acciones?

¿Qué significa gestionar las emociones?

Cada emoción lleva implícito un mensaje para la persona que la siente, es una especie de alarma que nos indica que existe algo que rompe nuestra coherencia y transparencia del día a día.

La gestión emocional es algo que no hemos aprendido desde pequeños, no estaba en nuestros libros de texto del colegio, tampoco era algo que podíamos aprender en casa ya que nuestros padres también han sido esclavos de las emociones.

Necesitamos aprender a gestionar las emociones y no me refiero tanto a adquirir nuevos conocimientos sino más bien a soltar muchas de las creencias que tenemos acerca de lo que sentimos, por ejemplo:

• No es bueno ser una persona emocional.

• Mostrar las emociones demuestra debilidad en la persona.

• Uno debe saber auto controlarse y contener las emociones.

• Ser sensible te traerá problemas.

• Llorar en público no está permitido.

Soltar y dejar ir este tipo de creencias será el primer paso para gestionar nuestras emociones. Necesitamos una nueva manera de mirar y entender las emociones, nuevas creencias como;

• Todos somos seres emocionales

• Las emociones forman parte de nuestro ser

• Las personas necesitamos aprender a ser conscientes de nuestros sentimientos, poder observarlos, permanecer en ellos para comprender su mensaje

• Las emociones piden ser atendidas, escuchadas y legitimadas

• Al controlar y contener, la emoción se suprime o evita una necesidad del Ser, de la persona

Aprender a gestionar las emociones supone también reconocer nuestra vulnerabilidad esto significa, reconocer que no somos perfectos, que somos humanos, que sentimos, que hay cosas que nos hacen daño y nos hacen sufrir y que todo esto, es parte de la vida.

Gestionar significa también manejar, dirigir, liderar e incluso gobernar. Cuando somos capaces de gobernar nuestras emociones, no son ellas las que lideran nuestra vida y nuestro Ser, si no que están a nuestro servicio, serán útiles y podremos utilizarlas para incrementar la consciencia sobre nosotros mismos.

La gestión emocional es un proceso de autoconocimiento y autodescubrimiento personal. Indagar en uno mismo, profundizar en el para qué sentimos lo que sentimos dejando a un lado el control o la lástima hacia uno mismo.

El control emocional es hacer todo lo contrario a la gestión emocional. Controlar significa ejercer nuestro poder sobre las emociones para evitar que éstas perturben nuestra vida, significa también reprimirlas, evitarlas o suprimirlas.

Cuando controlamos una emoción estamos diciendo que no queremos que nuestros sentimientos nos molesten y además que no sabemos qué hacer ellos.

Las emociones nos superan. Todo esto trae consecuencias muy perjudiciales ya que al suprimir un sentimiento este se manifiesta posteriormente como irritabilidad, cambios de humor, dolores de cabeza, tensión en los músculos del cuello y un largo etcétera.

emociones, Las emociones, cómo gestionarlas

En otras ocasiones en lugar de suprimirlo lo reprimimos porque nos produce un sentimiento de culpa y de miedo, de esta manera lo llevamos a una parte de nosotros más inconsciente, no queremos verlo, no queremos observarlo ni afrontarlo, lo queremos fuera de nosotros, lo negamos.

Al controlar la emoción proyectamos hacia fuera, hacia el mundo que nos rodea, de esta manera culpamos y hacemos responsables a los demás de nuestros sentimientos, decimos que son ellos “los demás” los culpables de nuestro malestar.

La culpa de que yo me sienta tan mal es el horario de mi trabajo, es la comida que como cada día, son mis jefes que no me dejan respirar o son mis hijos que no me dejan descansar.

Cuando gestiono mis emociones me hago RESPONSABLE de lo que siento, de lo que me pasa y en definitiva me hago cargo de mí misma y de mi vida. Cuando controlo mis emociones me muestro como una VÍCTIMA ante mis propios sentimientos, “todo lo que me pasa tiene que ver con causas externas”. El estado de víctima no me permite crecer, evolucionar ni auto gestionarme como persona, “no soy yo, es lo que me pasa”.

Para gestionar las emociones necesitamos aprender la diferencia entre control y gestión emocional, así como distinguir entre suprimir y reprimir una emoción o sentimiento. Lo hacemos cada día, a partir de ahora solamente necesitas poner atención a tu propio proceso.

Aprendemos cuando comprendemos, cuando adquirimos nuevos matices y significados, ahora lo que te propongo es que experimentes en qué consiste la gestión emocional, ponerte a prueba para entrenar este nuevo proceso. El entrenamiento supone enfocarnos en la vivencia del cuerpo y de la mente.

Vamos a ver un ejercicio que te permitirá observar una emoción que sueles bloquear, suprimir o reprimir, así como empezar a gestionarla.

Los 5 pasos para desbloquear emociones:

• ¿Cuál es la emoción que no te permites o tienes bloqueada?

• Recuerda la última vez que la sentiste, ¿qué hacías? ¿con quién estabas? ¿qué te preocupaba en ese momento/ qué era importante para ti en ese momento?

• ¿En qué parte del cuerpo la sientes? Sitúala y reconoce la sensación corporal que te provoca.

• ¿Para qué sentías lo que sentías / cuál es el mensaje de la emoción es esa situación? ¿De qué te estaba avisando la emoción?

• ¿Qué has aprendido de ti mismo tras estas preguntas? ¿Qué podrías hacer diferente en futuras situaciones?

Con este ejercicio empezarás a tomar mayor consciencia de tu parte emocional, te permitirá conectar contigo mismo y con tus inquietudes, necesidades o deseos, podrás negociar contigo mismo e incluso llegar a acuerdos con tus emociones que te faciliten un vida más consciente y serena. La gestión emocional es un trabajo que forma parte del trabajo del coach.

Como Coaches acompañamos a nuestros clientes a que tomen contacto con sus emociones, a que incrementen su consciencia corporal y emocional.

Te dejo este texto de Jeff Foster, que me parece muy adecuado como herramienta de “gestión emocional”:

Si te sientes triste, o con miedo, o si sientes una fuerte tensión en tu cuerpo… sólo por un momento, deja de intentar ‘soltar’. ¡Olvídate de ‘elevar tu vibración’ también! En su lugar, simplemente quédate con el malestar. Ten curiosidad por él. Suavízate alrededor de él. Respira en él. Dale espacio, un lugar, un tiempo. Olvídate de entenderlo, ‘liberarlo’ o ‘arreglarlo’ hoy, y tan sólo permítele estar aquí, el tiempo que necesite estar aquí. Deja que se quede, si quiere quedarse. Deja que se vaya, ¡si quiere irse! Deja que regrese, si quiere regresar. Trátalo como un huésped que es bienvenido en el inmenso Hogar de Reposo de tu ser, como un amado niño cuyo hogar es justamente aquí.

Nuria Carrasco

NURIA CARRASCO ROLDÁN

Es Coach PCC (coaching individual y de equipos), formadora y supervisora en el CEC.
Licenciada en Ciencias del Trabajo (Universidad de Alicante)
Máster en Dirección de RRHH (Universidad de Alicante)

Ha realizado estudios de especialización en Coaching Ejecutivo individual, Coaching de Equipos, Coaching Corporal, Mentoring y Supervisión, Cuerpo y Movimiento, Neurociencia y neuroliderazgo, etcétera. (Escuela Europea de Coaching, Newfield Network, Menslab, etc.).

Facilitadora del Programa Certificación de Coaching en el CEC.