La mentira es como un corte de navaja. Siempre hace sangrar.
La verdad, la autenticidad es la verdadera condición del hombre, la que le permite ver y ser visto. En la autenticidad sabemos quiénes somos, sabemos de nuestras virtudes, pero, sobre todo, aceptamos nuestras pasiones y nuestros miedos y no nos importa mostrarlos porque son parte de nosotros mismos. Además podemos ver con mayor claridad cómo son los demás.
La sociedad lucha contra esa autenticidad del ser humano con todas las armas a su alcance. En nuestro tiempo triunfan eufemismos como la “posverdad” , en la política la mentira se ha convertido en una moneda habitual de cambio, la publicidad nos engaña con verdadero arte…
Pero el camino empieza por uno mismo. No pongamos excusas. Si estamos en paz con nosotros mismos, estaremos en paz con el resto del universo.
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