El tesoro de vuestras profundidades infinitas necesita revelarse a vuestros ojos.
Pero no queráis explorar las profundidades de vuestro conocimiento con varas ni con sondas, porque el yo es un mar sin límites y sin medidas.
Kahlil Gibran
El eneagrama tiene orígenes lejanos y misteriosos que es interesante conocer, porque al adentrarnos en su historia, comprendemos también su profundidad y todo el conocimiento acumulado a lo largo de los siglos, que ha llegado hasta nuestros días.
Como es bien conocido, el enegrama describe nueve eneatipos que se corresponde con nueve pasiones o “percepciones apasionadas” de la realidad, que curiosamente encontramos también en la tradición cristiana bajo el nombre de “pecados capitales”: El orgullo, la pereza, la lujuria, la avaricia, la envidia, la ira, la gula…
La doctrina de los pecados capitales, a su vez, tiene precedentes griegos y romanos precristianos los siglos IV y III antes de cristo (Nicómano y Horacio, entre otros.) y la encontramos en los primeros cristianos, alrededor del siglo II y III, aunque se atribuye a Evagrius Póntico (S IV), la recopilación de los primeros escritos sistemáticos y más completos.
Evagrius fue un monje asceta y pensador perteneciente a la orden de los Padres del Desierto, que vivió como eremita en el desierto de Nitria, en Egipto y se cree que recogió el conocimiento que se transmitía en la orden de manera oral entre los monjes, que utilizaban y practicaban estas enseñanzas como una vía para su desarrollo espiritual, lo que ellos llamaban “la purificación del alma”.
Este conocimiento profundo debió perdurar en diversas órdenes religiosas a lo largo de los siglos.
Es interesante destacar que originalmente Evagrius recogió no siete, sino ocho “pecados capitales”, aunque él no los llamó de esta manera, sino que los describió como “pensamientos malvados” (κακοὶ λογισμοί).
Desde una perspectiva más psicológica diríamos pensamientos obsesivos, juicios limitantes o creencias irracionales: gula o gastrimargia, lujuria o fornicatio, avaricia o philargyria, tristeza o tristitia, vanagloria o cenodoxia, ira, orgullo o superbia y apatía o acidia.
Siglos después, el Papa Gregorio realizó algunos cambios, dejando la lista tal y como la conocemos hoy en día.
Parece que esta comprensión viviente y profunda de los pecados capitales de origen tan antiguo, se hubiese ido perdiendo en el seno del cristianismo hasta llegar a nuestros días más como una lista de actos negativos y no tanto como se concibieron originalmente.
Sin embargo, ese conocimiento profundo debió perdurar en diversas órdenes religiosas a lo largo de los siglos y así llegó a nuestros días a través de las enseñanzas de George Gurdjieff, en primer lugar y de Oscar Ichazo, más tarde.
Gurdjieff empezó a enseñar el eneagrama en Europa en el periodo de entreguerras y fundó la escuela del 4º camino.
Gurdjieff nació en Armenia a finales del siglo XIX. Fue un maestro espiritual muy poco convencional, con una personalidad muy carismática. Él decía que había aprendido el eneagrama en un monasterio sufí en Afganistán, aunque esto no está totalmente demostrado.
En cualquier caso, Gurdjieff empezó a enseñar el eneagrama en Europa en el periodo de entreguerras y fundó la escuela del 4º camino, que le sobrevivió después de su muerte en Europa y en EEUU y hoy en día todavía está presente en algunos países, aunque de un modo cada vez más residual.
Oscar Ichazo, por su parte, nació en 1931 en Bolivia. Fue también un buscador, filósofo y fundador de la escuela de Arica (1968). Ichazo reveló en algún momento que el conocimiento que tenía sobre el eneagrama le había sido transferido por una cierta orden monacal secreta, también de origen sufí, con el encargo de trasladarlo al mundo.
El conocimiento del eneagrama llegó a Claudio Naranjo en la década de los 60, primero a través de la escuela del 4º Camino de Gurdjieff y más tarde y de manera mucho más determinante, a través de su trabajo con Oscar Ichazo.
Claudio Naranjo era Médico Psiquiatra, investigador y docente, se interesó por muchos temas muy diversos en el ámbito de la psicología, la psiquiatría y las tradiciones espirituales. Fue discípulo de Fritz Perls y uno de los grandes difusores de la Psicología Gestalt en EEUU, Europa y Lationamérica. Fue también un buscador incansable y estudioso de muchas tradiciones espirituales: budismo, hinduísmo, cábala, sufismo, chamanismo…
Hizo un trabajo de integración increíble. Fue un hombre de ciencia pero también recibió la influencia de todas las tradiciones espirituales con las que estuvo en contacto.
Claudio tuvo varios maestros muy significativos y durante muchas décadas se dedicó a formar terapeutas y más tarde también educadores. El entendía la terapia como un recurso occidental para ayudar a las personas en el despertar de la conciencia, haciendo un paralelismo con el trabajo de los maestros de las tradiciones espirituales orientales.
Esta parte de la historia es más conocida: en el verano de 1970 Claudio ayudó a Oscar Ichazo a reunir a un grupo de buscadores, la mayoría psicólogos y psiquiatras procedentes de Esalen y de Big Sur. Este grupo realizó un retiro de 10 meses en el desierto de Arica en Chile haciendo un trabajo de autoobservación a través de las enseñanzas del eneagrama, lo que Ichazo llamaba “protoanálisis”.
Tras su finalización, Claudio regresó a Berkley y empezó a trabajar de manera grupal, creando finalmente una organización sin ánimo de lucro que llamó “Seekers After Truth” (Buscadores de la verdad), cuyas iniciales, “SAT”, coinciden con el término Sánscrito “verdad” y “ser”.
Lo que hoy se conoce como Programa SAT es la integración de toda esta tradición espiritual de siglos con un enfoque psicológico moderno, que abraza tanto el aspecto terapéutico como el contemplativo, entendiendo que el ámbito interpersonal de la mente y el ámbito espiritual, son dos aspectos fundamentales para el ser humano y que la sanación psicológica de las personas no está separada del desarrollo espiritual.
De manera que el eneagrama no es un test, como tantos otros que hemos diseñado desde la psicología en las últimas décadas. Tampoco es una técnica que sirva para conocernos mejor y/o para conocer a las personas de nuestro entorno. O al menos no es únicamente esto.
El eneagrama es el resultado de un conocimiento ancestral y profundo que se ha venido cultivando y afinando durante siglos, a través de generaciones de buscadores. Una disciplina que nos ofrece un mapa increíble para todas aquellas personas que decidimos emprender un viaje hacia el interior de nosotros mismos. Un camino de autoconocimiento que tendrá un impacto tanto a nivel psicológico como a un nivel más profundo, transpersonal o espiritual.
Miriam Ortiz de Zárate
Socia directora del CEC.
Coach MCC por la International Coach Federation.
Licenciada en Psicología por la Universidad Autónoma de Madrid.
Ha realizado estudios de especialización en Coaching individual y de equipos, coaching sistémico, coaching corporal, coaching energético, Psicoterapia Gestalt, Psicoterapia Integrativa, Eneagrama, Constelaciones Familiares y Organizacionales, Bioenergética, etc. (Instituto de Empresa, Centro de Estudios Garrigues, Escuela Europea de Coaching, Escuela Madrileña de Terapia Gestalt, Programa SAT de Desarrollo, IPH, Fundación Claudio Naranjo, Fundación Tomillo, Improving Network, Sensum Systemic, Instituto Hellinger de Holanda, Talentum, Emana, etc.)
Facilitadora del curso de Eneagrama en el CEC.