Por Luis Llorente.
Hay que partir de una premisa: la perfección no existe. Es pura neurosis, es un concepto que nos puede perseguir hasta la saciedad, que puede paralizarnos y al que formalmente nunca llegaremos, porque cuando pensemos que la hemos conseguido, nos daremos cuenta de que todavía hay mucho camino pendiente para alcanzarla.
El hombre tradicionalmente ha buscado la perfección en todas las tareas que ha acometido. Es el santo grial, llámese perfección, excelencia o cualquier otro nombre moderno que queramos ponerle.
Partamos de la propia vida. Cuando educamos a un niño (dos tres años, en esa edad en la que se forja tanto el carácter como la neurosis), si nos dibuja un árbol, casi nunca lo juzgaremos como juzgaríamos a un profesional de la pintura ( y aquí que cada uno elija a su pintor favorito), sino que le jaleamos y alabamos el garabato. ¿Para qué?, para que siga haciéndolos, para que no se frustre, para enseñarle un camino que parece alegre y conectado con la felicidad.
Pero, en determinado momento y en algunas personas, aparecerá el síndrome de la perfección: esa que ninguno poseemos pero con la que solemos enjuiciar a todos los que tenemos al lado, y, el camino feliz de aprendizaje, el lado más lúdico de conocer y aprender las cosas de la vida se acaba. ¿Aprendemos mejor con esa consigna de la tendencia a la perfección?, porque puede haber muchas más motivaciones para el aprendizaje.
En muchas ocasiones la perfección es enemiga de la acción: “No lo voy a hacer porque no va a quedar perfecto”. Este pensamiento junto con otros de características similares nos sirve de coartada a menudo para posponer la realización de algo que, normalmente es difícil.
El origen es la herida básica: “Si soy perfecto me querrán”. Ese mantra interno nos dirige hacia el dolor de intentar conseguirlo cada vez y, por supuesto de frustrarnos en cada ocasión.
Consulta nuestra formación en el eneagrama de la personalidad, si te interesa este tema.
La perfección se proyecta tanto hacia nosotros mismos como hacia los demás. En nosotros mismos se puede traducir en narcisismo, ese despiste que nos hará ver las cosas distorsionadas, dando valor a lo que no lo tiene o, a lo que tiene un valor relativo. Esa gran falta de humildad y la negación de lo que somos creyendo que podemos llegar a ser dioses.
Hacia los demás se traduce en intransigencia y desvalorización de los que tenemos más cerca y a veces, en un desprecio hacia las personas que tienen otra visión del mundo en la que la perfección no es un valor tan importante. Nos convertiremos en perseguidores de nuestros allegados, y, sin querer, pondremos dificultades donde no las hay o estableceremos expectativas falsas ya que nadie hará las cosas tal y como deseamos.
La perfección como conducta humana descansa sobre dos personalidades que a menudo se mezclan:
El perfeccionador, que se basa fundamentalmente en el juicio (es juzgador) y es una molestia para el resto de los humanos pues busca la perfección en los demás más que en sí mismo.
Digámoslo claro, el perfeccionador es un inquisidor y a menudo tiene dificultades tanto para aprender como para enseñar ya que nadie estará a su altura. La ira y la rabia suelen ser sus pasiones dominantes y en un estado patológico pueden llegar a desconectar totalmente de las emociones y ser crueles, despiadados e inclementes y también pueden acumulan un sentimiento de culpa y de vergüenza por su “maldad”.
El perfeccionista se mira a sí mismo. También puede juzgar a los demás, pero fundamentalmente se centra en sí mismo. Sufre, porque en el fondo sabe que vive un delirio narcisista y también está dominado por la ira, aunque en el caso del perfeccionista ésta se dirige hacia él. Teme que los demás le critiquen y condenen por los errores que puede cometer, desea tener razón en todo, se ve como un ser imprescindible por su sentido del deber perfección.
Los perfeccionistas se vieron normalmente -en la infancia- teniendo que desarrollar funciones de adulto y esto les hace ser autocríticos y con un grado de exigencia que les llevó a asumir responsabilidades que les superaban por edad.
Si volvemos al título de este artículo, nos daremos cuenta que la perfección patológica puede alejar al sujeto de la felicidad.
¿Qué debe hacer un perfeccionista para ser más feliz?
El concepto del “deber”, que rige en muchos casos al perfeccionista, debe cambiar. Es conveniente que cultive el ocio, que aprenda las cosas porque quiere y no porque debe, tiene que trabajar la meditación y la relajación y a manejar el tiempo de otra manera. Debe, en definitiva, aprender a cometer errores como oportunidades de aprendizaje y no como fracasos que le llevan directamente a la cueva de la imperfección.
Intentarán desarrollar la paciencia y el acatamiento a un orden que está por encima de ellos y que desde luego no es perfecto pero funciona con otras reglas que les alejarán de la ira y la rabia contenida, que desde luego no ayudan a conseguir la felicidad a la que todos aspiramos.
Por Luis Llorente – Espacio Positivo Coaching Granada
LUIS LLORENTE
Coach ACTP, escritor y Director de Espacio Positivo en Granada. Colaborador del CEC desde 2015 y autor de numerosos artículos de este blog.
Luis falleció el 27 de mayo de 2021 dejándonos un enorme vacío.
La perfección no existe, o es imposible de alcanzar. Nada es perfecto, el ser humano tampoco. Por eso cualquier sistema político, o de cualquier tipo, es y siempre será imperfecto.
¿Y no puede considerarse un examen perfecto, de un examen tipo test si errores?
Pase por una etapa de mucho perfeccionismo donde mi crecimiento profesional se estancó y me cubrí de estrés. Considero que es importante dejar de ser perfeccionista. El artículo que les comparto da muy buenos consejos. Un saludo
Muchas gracias, Emmanuel!
[…] mandálicas se explique gracias al hecho de que las formas concéntricas sugieren una idea de perfección, de equidistancia con respecto a un centro (la divinidad). Otros aseguran que el perímetro del […]
y otra cosa mas que se me olvido mencionar: la perfección no es sinónimo de inmortalidad, es una lucha de mejorar (principio escolar) pero no es la respuesta la vida eterna sin problemas, es un objetivo, no es tampoco un pecado para poder decir: “esa persona se siente perfecta, por eso no me junto”, el luchar por ser perfecto es casi un aspecto anti-sociable porque sienten que no son humanos, Alber Einstein…, recomiendo, aprende de las personas que luchan por ser perfectos, porque con eso tendrás mas creatividad para solucionar tus problemas, (El ser humano soluciona sus problemas a su manera) es una situación de perfección, me incomoda, quiero hacerlo de esa forma, si no se puede, pues me aguanto…, “el error no es lo contrario de lo perfecto, es lo básico para llegar al objetivo de la perfección que no es permanente su estado gracias al tiempo, por eso cambia, no es eterno (si no hay errores, es perfecto, pero con el paso del tiempo se va deteriorando, no es inmortal ni inmune).
No confundir con: autoridad, ser inmune, inmortalidad, pecado, insociable, inaceptable, reprochable, milagro
Si no existe, que no lo ocupen:
perfecto, perfecta
adjetivo
1.
Que tiene todas las cualidades requeridas o deseables.
“un crimen perfecto; una obra de arte suntuosa y técnicamente perfecta”
antónimos: imperfecto
2.
Que es muy adecuado para un determinado fin.
“los vestidos largos son perfectos para ir de fiesta”
sinónimos: ideal
3.
Indica que el calificativo al que acompaña se aplica en su sentido literal a lo que califica.
“un perfecto degenerado; un perfecto caballero; un perfecto mirador”
4.
LINGÜÍSTICA
Perfectivo.
5.
adjetivo/nombre masculino
LINGÜÍSTICA
[tiempo verbal] Que expresa una acción ya acabada, es decir, no en su transcurso o realización.
“el pretérito perfecto simple y todos los tiempos compuestos son tiempos del perfecto”
6.
adverbio
coloquial
(perfecto) Se utiliza como respuesta para expresar conformidad plena.
“―¿Vamos a tomar un café? ―Perfecto”
sinónimos: ideal
Mi forma de ver y es lo mas acercado a la explicación, la perfección existe, si uno lo realiza y sigue las reglas, pero no es como la física (que se puede demostrar en segundos), que con las leyes lo puedes ver, es como la metafisica, va enlzado con el tiempo, el tiempo no podemos predecir, y si no se predice, entonces decimos que no existe, pero si uno lucha por realizar algo perfecto (motor de combustión) con el tiempo se va perfeccionando (en el mismo motor, dar mas fuerza de impulso para poder mejorar la velocidad, para ello tenemos que perfeccionar el sistema para que no tenga errores y pueda explotar), con esto llego a la siguiente conclusion: No nacemos con la perfección, pero si podemos mejorar para ser perfectos, pero el tiempo no no los permite demostrarlo, por que el ser humano es tan mañoso, por ello Dios dio un lapso de tiempo, quien lo alcanza, se sentirá feliz, quien no lo alcanza, de todas maneras vivió y fue feliz en su forma de vida.
El otro día leyendo el libro “La bailarina de Auschwitz”, encontré esto que quizás nos ayude a reflexionar sobre este tema:
“El perfeccionismo es la creencia de que algo está roto: tú. De modo que disfrazas tu rotura con títulos, logros, premios, pedazos de papel, ninguno de los cuales puede arreglar lo que crees que estás arreglando”.
Este articulo es “perfecto” no tiene ningun error
Pues a mí me dijo una profesora que la perfección es algo personal, que depende de lo que cada uno vea cómo tal y que es cuestion de creer o no creer, ¿por qué dices entonces que no existe? ¿Y por qué sale la palabra en los diccionarios? No nos desilusiones a mi profesora y a mí ;(
Creo que tu profesora tenía razón, la perfección es algo personal y por tanto subjetivo, por eso decimos que no existe, porque es algo que creamos nosotros a través de nuestros juicios. Dicho de otra manera, la perfección existe en “nuestra” realidad, pero no en “la” realidad.
Me ha encantado el artículo.
En algunos casos esas “victimas” terminan convirtiéndose en perseguidores, según el conocido triángulo dramático de Eric Berne.
Muy interesante la distinción entre perfeccionador y perfeccionista
Yo diría ademas que el perfeccionismo solo lleva a la infelicidad… vía frustración y creo que hay personas que la eligen de manera voluntaria para justificarse y vivir permanentemente lamiendo sus heridas para dar pena a los demás como diciendo “”” ya veis como me esfuerzo pero no lo consigo…… pobre de mi…mi esfuerzo no sirve para nada”””” y busca que le digan “”” no te preocupes…tu haces todo lo que puedes….” etc…etc. Son llorones casi profesionales y peligrosos para su entorno tanto familiar como social y profesional.
Tema muy interesante.