POR ANA BELÉN ACEBES Y JOSÉ ENRIQUE MATEO

Lo que nos hace una familia unida no es la sangre, sino el corazón

El Coaching de Familias es una ramas del Coaching de Equipos que nos resulta muy atractiva, tanto por el proceso como por el resultado.

El año pasado hicimos un proceso a una familia compuesta por la pareja y dos hijas adolescentes. La demandante fue inicialmente la madre, Rosa Sanz, colega de profesión. Ella y su marido estaban interesados en realizar el proceso pero no estaban seguras de si las hijas aceptarían participar. Propusimos una entrevista con ellas y enseguida lo vieron interesante y atractivo, así es que enseguida toda la familia estuvo involucrada.

La demanda inicial compartida por todos los miembros de la familia era mejorar el clima familiar, que después del confinamiento se había visto afectado con situaciones de tensión, discusiones y enfados frecuentes que todos reconocían y padecían.

Por debajo de todos los conflictos y desencuentros había una energía de amor que los unía y que podían reconocer.

Como hacemos habitualmente, hicimos dos sesiones de diagnóstico en las que les planteamos diversas dinámicas para que ellos vieran su funcionamiento como familia y pudieran sacar sus propias conclusiones: Dónde estamos y dónde queremos estar, qué objetivos queremos plantearnos para llegar hasta este nuevo lugar.

Estas dos primeras sesiones fueron muy reveladoras para ellos y ya supusieron un cambio. A partir de ahí, les acompañamos en un proceso en el que fueron evolucionando, haciendo descubrimientos, llevando a la práctica diferentes acciones acordadas en las sesiones e incorporando poco a poco lo que iban aprendiendo.

La primera sesión fue como descorchar una botella. Cuando les hacíamos preguntas como: ¿Qué hace bien esta familia?, ¿Qué puntos tiene que mejorar? Se hacía un silencio que nadie sabía romper, hasta que en un punto, esto cambió y entonces todos empezaron a participar y a hacer sus aportaciones. Y a pesar de que fueron conscientes de que había muchos nubarrones, al fondo había un cielo azul, un sol brillante. Por debajo de todos los conflictos y desencuentros había una energía de amor que los unía y que podían reconocer. Y así lo empezaron a declarar: cómo es posible que con todo lo que nos queremos, no seamos capaces de tener relaciones armónicas y nutritivas.

Coaching de Familia, Coaching de Familia, Un caso Práctico

Con el trabajo de la alianza les preguntamos “¿Cómo se cuida esta familia?”, “¿Qué reglas queréis daros para mantener un clima de armonía?”, “¿Qué valores queréis cuidar y desarrollar?”, empezaron a emerger ideas y aportaciones que mostraban las diferencias y particularidades de cada uno y también sus necesidades. A partir de este punto, pudieron establecer algunas normas comunes que integraban las particularidades y las necesidades de todos.

Trabajamos la rueda de la vida familiar, una dinámica en la que todos pueden manifestar cómo se sienten respecto a diferentes aspectos como el trabajo, el reparto de tareas, el ocio y el tiempo libre, etc. Con esta dinámica se evidenciaron algunos desequilibrios que pudieron debatir y a partir de ahí hacerse responsables y establecer nuevos compromisos.

Poco a poco fuimos viendo una familia más integrada, que se comunicaba mejor

Las diferentes dinámicas que les planteamos funcionaron muy bien, les resultaron divertidas y al mismo tiempo les ayudaba a pensar y a tomar conciencia. Trabajamos dinámicas de feedback y feedforward, de gestión de conflictos, de CNV (comunicación no violenta), mapa de valores… También trabajamos algunas distinciones que nos parecieron importantes como hechos y juicios, queja o reclamo, víctima o responsable, etcétera. En otras ocasiones, atendíamos a lo que surgía en el momento, a veces llevábamos alguna idea planificada que luego no ejecutábamos. Este equilibrio requiere flexibilidad y mucha escucha.

El compromiso con los planes de acción funcionó desde el principio y con todos ellos. A veces algún miembro de la familia puede mostrarse más rebelde o menos implicado. En este caso, el compromiso de todos ayudó mucho en el proceso de cambio y aprendizaje.

Y poco a poco fuimos viendo una familia más integrada, que se comunicaba mejor. Aprendieron las diferencias entre ellos, las necesidades particulares de cada uno, las distintas visiones del mundo… Este mayor conocimiento del otro les dio más empatía, una mayor conexión amorosa y también un ámbito nuevo de comunicación, la posibilidad de tener conversaciones que antes no tenían que les servían para gestionar las pequeñas diferencias, antes de que éstos escalaran hasta convertirse en conflictos más serios.

En una entrevista posterior, realizada a la madre de la familia y demandante del proceso de coaching, ella nos dijo cosas como:

«La experiencia fue muy positiva, ver la implicación de mis hijas y escucharlas me emocionó. Me impactó su madurez y sus aportaciones. Salieron las debilidades de la familia, pero también las fortalezas y eso fue reconfortante para mí. Se produjo un cambio a nivel emocional entre nosotros, nos unió como familia y por eso estoy muy agradecida».

«Mejoramos mucho porque nos dimos cuenta de los diferentes estilos de comunicación de cada uno, de nuestros enredos y aprendimos herramientas para cambiar esas dinámicas de comunicación tóxica y empezar a comunicarnos de una manera más respetuosa y amorosa».

«Yo recomendaría este tipo de trabajo a cualquier familia. No hace falta que haya tremendos conflictos, creo que es algo que puede ayudar a cualquiera. De hecho, lo cuento siempre y se lo recomiendo a todo el mundo».

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ANA BELÉN ACEBES

Licenciada en Ciencias Físicas por la Universidad de Sevilla. Coach ACTP y Coach de Equipos.
Formada en Constelaciones Organizacionales, Hipnosis Ericksoniana y coaching sistémico con muñecos.

Llevo 25 años trabajando en empresas del área tecnológica como consultora y responsable de proyectos, constatando cómo el éxito de los equipos radica en la actitud y la motivación de las personas. Iniciar mi etapa como coach ha sido la más disruptiva y enriquecedora de mi vida. Acompañar a personas, familias, equipos y empresas y ver cómo pueden hacer las cosas diferente, con más éxito y ser más felices, me hace ver que estoy en mi camino. Mi propósito.

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JOSÉ ENRIQUE MATEO

Ingeniero Informático por la Universidad de Girona

Agile Coach

Coach de Equipos

Llevo 20 años trabajando en el sector IT y desde hace 7 años he orientado mi carrera en ayudar a los equipos a que puedan conseguir sus objetivos y sean más eficientes en su día a día.