El resentimiento es el veneno que yo me tomo, para que tú te mueras.

 

El trabajo con las distinciones* tiene diferentes abordajes en las sesiones de coaching. A veces las ofrecemos como lectura complementaria, también podemos “entregarlas” durante la sesión como una devolución. Eso sí, debe ser de manera muy breve, a veces con una o dos frases, para generar una reflexión. Y por supuesto, también podemos indagar y hacer preguntas para que el cliente reflexione.

Una posibilidad que a veces utilizo es proponer al cliente la tarea de leer la misma distinción durante varios días seguidos y registrar, cada día, una pequeña reflexión sobre la lectura.

Hoy comparto un caso real en el que le propuse esta tarea a una cliente, a la que llamaremos María, con la que había estado trabajando el tema del resentimiento. Esta distinción está incluida en el libro No Es Lo Mismo**, de manera que le propuse el ejercicio de leerla durante cinco o seis días seguidos.

Estas son las conclusiones a las que fue llegando, día a día:

DÍA 1. No me sentí identificada con la lectura, a pesar de saber que tengo resentimiento. No pude identificarme. Más tarde, sentí angustia, dolor en la garganta y ganas de llorar.

Leyendo este primer comentario podemos ver que el texto no impacta a nivel cognitivo, no surge ninguna comprensión en el plano intelectual. Sin embargo, parece que algo se moviliza a nivel emocional. La mente está todavía cerrada, pero aparecen sensaciones y emociones que se manifiestan a través del cuerpo. Este es un buen ejemplo de cómo el cuerpo se expresa y nos da información antes incluso de que la mente pueda procesar lo que está ocurriendo.

DÍA 2: Hoy me he identificado un poco más con la definición del resentimiento. Me he dado cuenta de que lo he mantenido crónicamente durante muchos años, que cuando siento resentimiento por una persona, pongo ahí todo el foco y no puedo sentir nada más. También he visto que hay una conexión entre dolor y enojo. Vivo el resentimiento como un daño irreparable, me doy cuenta de que tengo sentimientos de venganza.

Pero el descubrimiento más importante es el punto que dice que cuando nos sentimos resentidos juzgamos al otro como culpable y nos percibimos a nosotros mismos como víctimas. ¡No me había dado cuenta de esto! No me ha gustado nada verme en este lugar. Yo lo estaba viendo al contrario, veía el resentimiento como el lugar de fuerza (rabia, agresividad, venganza), más que el dolor, que es donde yo ponía a la víctima, frágil y vulnerable.

Cuando habla de la importancia de conversar y expresar lo que estamos sintiendo, me doy cuenta de que normalmente no lo hago porque tengo la creencia de que no va a servir de nada, ya lo probé en el pasado y no funcionó, me trajó todavía más resentimiento. Al no hablar, además, no me expongo a que me hieran y a sentirme víctima. Así es que prefiero quedarme en la rabia y “victimizar” al otro con mi agresividad.

Me doy cuenta de cómo el resentimiento se ha generalizado tanto en mí que impacta en todas mis relaciones. Las mantengo en el plano superficial para no intimar y familiarizarme demasiado con las personas.

Me siento identificada con la espiral de amargura, rabia, odio y sufrimiento, pero al mismo tiempo me da esperanza porque creo que si deshago el nudo de mi resentimiento, todo lo demás se solucionará con relativa facilidad.

En relación a los beneficios, si bien me identifico con el hecho de sentirme inocente y muchas veces no veo mi contribución a los hechos, no me identifico tanto con el segundo beneficio, lo relacionado con buscar el apoyo y la simpatía de los demás. No suelo hablar de estos temas, tengo la creencia de que no tengo el apoyo de nadie.

Ahora que escribo esto, me doy cuenta de que cuando comento algún tema relacionado con esto con mi pareja, me enfado con él porque siempre insiste en ofrecerme una mirada complementaria y yo lo interpreto como que me critica y no me apoya. Al escribir esto, me emociono, porque puedo ver su apoyo incondicional, ¡Me doy cuenta de que lo hace porque sabe lo importante que es para mí salir de esta espiral!

En relación a cómo trabajar para superar el resentimiento, aquí me veo muy atascada. Se menciona un camino con tres etapas: Asumir la responsabilidad, aceptar y soltar. Me cuesta asumir mi responsabilidad, la mayoría de las veces no veo que yo pueda ser culpable de nada (¡lo cual me lleva de nuevo al lugar de la víctima!). También me cuesta aceptar lo que pasó, porque yo tengo la percepción de que el daño es irreparable y por tanto no se puede resolver. Y por supuesto, no puedo perdonar, siento una gran resistencia a soltar, ¡es como una especie de masoquismo!

taller coaching

El 2º día parece que la mente de María se abre y surgen varios insights. Se da cuenta de su relación con el resentimiento, de cómo impacta en su vida.

Tiene un aprendizaje interesante respecto al victimismo y es capaz de ver que tiene el apoyo incondicional de su pareja, lo cual le conmueve profundamente y le ayuda a cambiar su mirada respecto a él.

También menciona una emoción de esperanza, piensa que tal vez haya una posibilidad, pero todavía no sabe cómo. Ve el camino, entiende las indicaciones, pero no sabe cómo avanzar por él, es consciente de sus resistencias, pero no puede soltarlas. Reconoce que está atrapada, “como en una especie de masoquismo”.

DÍA 3: Me di cuenta de que efectivamente estaba resentida con muchas personas, que este resentimiento estaba expandido a casi todos los ámbitos de mi vida. También me di cuenta de que vivo en la esclavitud y que tengo el juicio de qué hay mucha injusticia y por ende tengo deseo de venganza. Al leer la distinción, sentí dolor en el pecho.

Pensé en la posibilidad de que sea culpable de muchas de las situaciones que me suceden y que he estado provocándolas adrede para poder justificar mi deseo de venganza, enojo y agresión. Tengo tanto coraje y dolor dentro que estoy buscando oportunidades para agredir a las personas.

Es como un cáncer que se va expandiendo y apoderando de cada ámbito de la vida. Me di cuenta de que estaba resentida casi con todo el mundo con quien tengo una relación más íntima.

Si bien ayer no me sentí identificada con el segundo beneficio, relativo a buscar el apoyo y la simpatía de los demás, me he dado cuenta de que varias veces he tachado a mi pareja de “traidor” cuando insiste para que me reconcilie con algunas personas cercanas.

Cuando leí el último párrafo relativo al perdón, me cuestioné sobre si en verdad hay algo que perdonar a otras personas o si quizás a quién tengo que perdonarme es a mí misma.

El tercer día el proceso reflexivo y el proceso emocional parecen avanzar de la mano. Siente dolor en el pecho al leer la distinción, al tiempo que profundiza en la toma de conciencia.

En este tercer día se da cuenta del impacto del resentimiento en su vida, de su responsabilidad, que el día anterior no terminaba de ver: cómo muchas veces es ella misma la que provoca las situaciones. Y sobre todo, descubre que el perdón no es tanto hacia los demás, sino sobre todo y muy especialmente, hacia ella misma.

DÍA 4: Confirmé que el resentimiento me ha traído mucho sufrimiento y que es el filtro a través del cual interpreto la realidad. Esto impacta en todos los ámbitos de mi vida y provoca que mis relaciones sean superficiales y que no pueda intimar con nadie. Prefiero tener a la gente alejada para que no me lastime.

Cuando volví a leer el párrafo en el que dice que cuando uno esta en resentimiento, ya no se puede mirar otra cosa, no pude evitar pensar que eso sonaba más como capricho y como un acto inmaduro, de completa falta de responsabilidad.

Respecto a la conversación asociada al resentimiento (esto es injusto, me ha hecho daño, merezco venganza), me resultó exagerada, me pareció que no es para tanto, incluso me dio risa. Me di cuenta de que he creado un personaje dramático y exagerado que se ha apoderado de mi vida.

Respecto a cómo superar el resentimiento, a diferencia de ayer, hoy me sentí más dispuesta a la posibilidad de dejarlo ir, aunque todavía siento resistencia a perdonar.

El 4º día se produce una evolución interesante. Es como si María estuviera tomando un poco de distancia del “personaje” exagerado, dramático, inmaduro y caprichoso que ha construido y que rige su vida. Incluso menciona que le da risa.

Ahora que ha visto su responsabilidad y que es más consciente de este “personaje” que ella misma ha creado, está un poco más cerca de soltar y dejar ir, aunque todavía se da cuenta de su resistencia a perdonar.

DÍA 5: De nuevo me pareció todo muy dramático, victimista, poco responsable, caprichoso, como el berrinche de un niño. Me dio mucha rabia estar dando tanta importancia a la otra persona, que me estuviera afectando tanto y sobre todo verme en el papel de víctima.

Vi la contradicción de estar harta de tener resentimiento y al mismo tiempo sentir una gran resistencia a aceptar cómo se dieron las cosas y a perdonar a las otras personas y a mí misma por hacerme tanto daño.

resentimiento, Caso práctico con la distinción del resentimiento

El 5º día parece ser una evolución del anterior, tal vez con un poco más de lucidez. El personaje está cada vez más claro y definido: dramático, victimista, irresponsable, caprichoso, infantil.

La emoción de este día parece ser sobre todo de hartazgo, ya no soporta más estar donde está, quiere cambiar, aunque todavía puede sentir la resistencia a soltar.

DÍA 6: Hoy pude leer el texto con mucha más serenidad. Me llamó la atención cómo lo no hablado y lo que pensamos de los demás también impacta en la comunicación. Me llamó la atención la frase “la conversación opera de forma oculta”. Como si el pensamiento interno siguiera generando realidad de manera automática e inconsciente.

Me sentí más dispuesta a tomar responsabilidad y aceptar que aun sin darme cuenta, he contribuido a que se generen situaciones que no he querido.

También me sentí con aceptación, como si sintiera que lo que ha pasado ya pasó, incluso hacia mí misma: no supe hacerlo mejor. Sentí que estaba dispuesta a soltar y a perdonarme, me sentí liberada y como si me quitara un peso de encima. Como si el drama hubiera llegado a su fin.

Y así llegamos al último día, centrado sobre todo en la resolución del resentimiento, que en la distinción se habla de tres fases: asumir la responsabilidad. Aceptar y perdonar (en el sentido de soltar). En estos dos párrafos aparecen estos tres elementos (responsabilidad, aceptación y perdón), asociados a los tres grandes dominios del ser humano: mente cuerpo y emoción.

Primero, hace una reflexión muy profunda y sutil acerca de su responsabilidad: “el pensamiento interno sigue generando realidad”. Respecto a la aceptación, parece sentir como que el pasado ya pasó y que no supo hacerlo mejor, y nombra una emoción muy relacionada con la aceptación: la serenidad. Y finalmente, aparece el perdón, la disposición a soltar y a perdonarse, asociado a una sensación corporal: “como si me quitara un peso de encima».

Y esto es algo que tiene mucho sentido en el trabajo para soltar el resentimiento: Primero hay un trabajo a nivel cognitivo en el que tomamos conciencia, nos damos cuenta, hacemos un “cambio de observador”, nos hacemos responsables.

Entonces se afloja algo internamente y la aceptación se abre paso, trayendo emociones de calma, serenidad y paz. Y este es el camino que finalmente nos permite perdonarnos y soltar, y entonces sentimos una mayor ligereza en el cuerpo, liberación de energía, como si nos quitáramos un gran peso de encima.

Esta tarea aparentemente sencilla supuso para María un antes y un después en su vida y también en su proceso de coaching. A partir de este punto pudo trabajar la relación consigo misma y la relación con los demás, para construir vínculos más profundos, empezando por su relación de pareja, que experimentó un cambio muy importante a partir del momento en que comprendió y sintió su apoyo incondicional.

* Las distinciones son pequeñas píldoras de reflexión que sirven precisamente para eso: para distinguir. Cuando integramos una nueva distinción en nuestra vida, es porque hemos sido capaces de ver algo de una manera diferente. Por eso los coaches coleccionamos distinciones, porque a menudo actúan como luces que iluminan una zona que estaba oscura y nos ayudan en los procesos de aprendizaje con nuestros clientes. Si deseas saber un poco más, puedes consultar nuestro diario de distinciones.

** No es lo Mismo. Miriam Ortiz de Zárate y Silvia Guarnieri. Editorial Lid.

resentimiento, Caso práctico con la distinción del resentimiento

Miriam Ortiz de Zárate

Socia directora del CEC.
Coach MCC por la International Coach Federation.
Licenciada en Psicología por la Universidad Autónoma de Madrid.

Ha realizado estudios de especialización en Coaching individual y de equipos, coaching sistémico, coaching corporal, coaching energético, Psicoterapia Gestalt, Psicoterapia Integrativa, Eneagrama, Constelaciones Familiares y Organizacionales, Bioenergética, etc. (Instituto de Empresa, Centro de Estudios Garrigues, Escuela Europea de Coaching, Escuela Madrileña de Terapia Gestalt, Programa SAT de Desarrollo, IPH, Fundación Claudio Naranjo, Fundación Tomillo, Improving Network, Sensum Systemic, Instituto Hellinger de Holanda, Talentum, Emana, etc.)

Codirectora del Programa de Certificación de Coaching en el CEC.