Todas las actividades profesionales exigen cada vez más altas capacidades sobre los aspectos emocionales en las relaciones humanas. En nuestro sector, Coaches, managers y en general cualquier profesional que esté trabajando en el acompañamiento o la formación debe desarrollar de manera especial estas herramientas.

Por Luis Llorente

Trabajamos con personas que se manejan mental y corporalmente con emociones que impulsan sus movimientos en los diferentes hábitats que ocupamos, por tanto esa vertiente que hace unos cuantos años se tachaba de espiritual (yo se lo he oído decir a Ceos de grandes empresas de nuestro país), ahora es parte de las habilidades que tenemos que manejar.

Conocernos mejor a nosotros mismos va a ayudar de manera definitiva a empatizar y a poder estar en mejores condiciones acompañando a otros profesionales o clientes. Y en esta necesidad, aparece la autobservación como sistema de mejora en la relación que tenemos con nosotros mismos en términos de aceptación, y visión de la realidad.

Salir de nosotros mismos y observarnos con toda la objetividad posible puede darnos pistas respecto a aspectos de nuestra personalidad que manejamos con nuestro automático y de los que apenas somos conscientes, pero que nos afectan y afectan a nuestras relaciones.

Es un acto íntimo en el que podemos ser más libres a la hora de interpretarnos dentro de esa burbuja que supone nuestra propia persona, pero sin trampas en el solitario. Procurando ver los hechos y no los juicios, siendo muy cuidadosos en este aspecto ya que igual que con los demás, los juicios nos pueden despistar de la tarea aséptica de nuestra propia observación.

Jaime Rojas habla de que normalmente estamos en un “vivir ausente” en su “manual de autobservación” y dice que “la autobservación es la percepción directa de nuestros pensamientos, emociones, impulsos y sensaciones. Hablamos de percepción directa para poner de manifiesto que dicha percepción ocurre mientras suspendemos intencionadamente nuestras interpretaciones, valoraciones, actitudes u otros tipos de filtros.”

No se trata de buscar culpabilidades ya sea fuera o dentro de mí, pero es importante que nos demos cuenta de que el origen de nuestro sufrimiento está casi siempre dentro, no fuera.

La autobservación permite al sujeto darse cuenta de sus propias acciones, pensamientos, conocimientos, habilidades, actitudes, sentimientos, movimientos etc. y da lugar a un espacio nuevo de consciencia (autoconsciencia).

Para esta práctica existen numerosas técnicas que pasan por ejemplo por una primera llamada de atención ante un juicio duro sobre nosotros mismos. Despojarlo de todo lo que no sean hechos y realidades y llevarlo a sus términos más objetivos es parte del proceso para luego desecharlo son energía.

En este proceso interviene también nuestro cuerpo de manera protagonista. No debemos olvidar la respiración , lo más profunda posible y otros aspectos que nos darán muchas pistas por nuestra postura, nuestras tensiones, etc. Pero podemos trabajar también por áreas en las que tengamos indicios de necesidad de cambio como la Ira, el autoengaño, la culpa, el victimismo, el rencor, etc.

Para entender mejor lo que pasa a nuestro alrededor es importante que nos conozcamos bien a nosotros mismos, que sepamos de nuestras fortalezas pero también de nuestras flaquezas y despojemos a ambas de todo lo que tienen de accesorio.